Nicolás Maduro y su nuevo aliado: Gustavo Petro

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Nicolás Maduro y su nuevo aliado: Gustavo Petro

Gustavo Petro con Nicolás Maduro durante una visita oficial a Venezuela (foto: Presidencia de Venezuela)

 

Barranquilla.— Con la llegada de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia en agosto de 2022, comenzó una nueva era en las relaciones bilaterales entre Colombia y Venezuela. Un cambio drástico en las formas y el enfoque, pues el predecesor de Petro, Iván Duque, concentró sus esfuerzos en desconocer el gobierno de Nicolás Maduro, liderar una iniciativa de “cerco diplomático” en la región y reconocer a Juan Guaidó como líder de gobierno de Venezuela ante el mundo.

Al poco tiempo de asumir Petro como presidente, sus primeros esfuerzos se centraron en retomar las relaciones con Venezuela, reconocer a Nicolás Maduro como interlocutor legítimo, e incluso nombró embajador en Caracas a uno de los hombres que acompañó fuertemente su campaña presidencial, Armando Benedetti.

En cuanto a las relaciones entre países, son diversos los temas incluidos en la agenda: la seguridad en la frontera y el combate a las guerrillas y otros grupos armados ilegales que se ubican en la zona; el manejo de la empresa de fertilizantes Monómeros Colombo-Venezolanos, que es importante para las apuestas políticas de Petro, y por último, las conversaciones entre la oposición venezolana y el gobierno de Maduro, en las cuales Colombia está oficiando como país aliado.

Seguridad

Desde inicios del siglo las relaciones entre Colombia y Venezuela han estado marcadas por rupturas y acercamientos. Bajo el gobierno de Álvaro Uribe se dio un primer distanciamiento con el gobierno de Hugo Chávez, a raíz de diferencias sobre la intermediación venezolana para la liberación de algunos secuestrados por las FARC. Con la llegada de Juan Manuel Santos, se reanudaron las buenas relaciones entre los dos países; Santos llegó a referirse a Chávez como “mi nuevo mejor amigo”. Posteriormente, en la presidencia de Iván Duque, se dio un nuevo revés, con la ruptura de relaciones e incluso el liderazgo, por parte del gobierno colombiano, para que Juan Guaidó fuera reconocido como presidente de Venezuela en el ámbito internacional. Recientemente, Petro retomó las relaciones con Venezuela y quiere trabajar junto con Nicolás Maduro para favorecer la economía de ambos países.

En cuanto a la seguridad, entre Colombia y Venezuela hay una frontera porosa, por la cual transitan grupos armados ilegales, como en su tiempo las FARC y el ELN, y más recientemente bandas criminales formadas por miembros desmovilizados de las Autodefensas Unidas de Colombia, como “Los Rastrojos”. En escenarios internacionales, algunos gobiernos han hecho denuncias por la presencia de campamentos de estos grupos en territorio venezolano o por el dominio que tienen sobre rutas de comercio clandestino e incluso de tráfico de personas que ingresan a Colombia de manera irregular.

Por otro lado, Venezuela ha sido un aliado de los gobiernos colombianos que han intentado dialogar con las guerrillas para dar fin al conflicto: fue país garante en las negociaciones de paz con las FARC en La Habana y lo es aún en las actualmente en curso con el ELN. En efecto, a inicios de 2023 hubo una reunión del gobierno colombiano y el ELN en Venezuela para abordar algunos hechos que habían provocado la ruptura de la tregua y entorpecían un nuevo ciclo de diálogos. Y recientemente se anunció el compromiso de realizar esfuerzos conjuntos entre el ejército colombiano y el venezolano para combatir a las facciones o disidencias del ELN que no se acojan al pacto de cese al fuego.

Disputas en torno a una empresa

La empresa Monómeros Colombo-venezolanos se creó a finales de los 60 con la participación de entidades estatales colombianas y venezolanas, entre ellas Ecopetrol (la empresa de hidrocarburos estatal colombiana) y el Instituto Venezolano de Petroquímica. Su objetivo ha estado ligado al mercado de fertilizantes, más cuando asumió la operación de Cargill en Colombia. Sin embargo, en el año 2006, Colombia vendió sus acciones a Venezuela, quien terminó haciéndose con el 100% al comprar la participación de otro inversor neerlandés.

En el año 2019, con la ruptura entre el gobierno colombiano y el venezolano, el entonces presidente de Colombia, Iván Duque, reconoció a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, lo que trajo consigo darle el control de Monómeros, sociedad matriculada en Colombia. Así, la oposición venezolana –los partidos Acción Democrática (de Henrique Capriles) y Voluntad Popular (de Juan Guaidó y Leopoldo López)– pudo nombrar a los miembros la junta directiva de la empresa, en lugar de los que había puesto el gobierno de Maduro.

En visita oficial a Estados Unidos, Gustavo Petro abogó por el levantamiento progresivo de las sanciones a Venezuela

Con el cambio de presidente en Colombia, el control de Monómeros pasó nuevamente a Maduro, y se anunciaron investigaciones a Juan Guaidó y a la junta directiva nombrada cuando la sociedad estuvo bajo su mandato, por supuestas irregularidades en la gestión. Por parte colombiana, algunos funcionarios, incluido el embajador en Venezuela, han manifestado que el gobierno tiene intención de recomprar la empresa, especialmente para satisfacer la demanda interna de fertilizantes y como parte importante del discurso de Petro sobre soberanía alimentaria y estímulo a la producción agrícola. Pero hay que esperar a que se aclare el panorama de las sanciones de Estados Unidos al gobierno de Maduro, que penalizan las inversiones en Venezuela, y a que haya una oferta firme por el valor de la compañía. También falta por decidir si el comprador sería el gobierno colombiano o una figura mixta público-privada.

Diálogo entre la oposición y el gobierno venezolanos

El pasado 25 de abril se celebró en Bogotá una cumbre de países aliados del proceso de diálogo entre gobierno y opositores venezolanos, con el fin de reavivar los encuentros que venían teniendo ambas partes en México. Las conversaciones buscan, entre otras cosas, asegurar que las próximas elecciones presidenciales de Venezuela, en 2024, sean libres y transparentes. A esta reunión no asistieron ni miembros del gobierno venezolano ni de la oposición, pero sí se contó con la presencia de enviados de Estados Unidos y de otros países garantes del proceso, como Noruega. Allí, se adoptó el compromiso de informar tanto a la oposición como al gobierno de Venezuela de los acuerdos alcanzados y de continuar el proceso para retomar el diálogo en México.

Llama la atención que días antes de la cumbre, el presidente colombiano estuvo en Estados Unidos en visita oficial, en la que abogó por un levantamiento progresivo de las sanciones a Venezuela a medida que esta cumpliera con garantías electorales. De igual forma, Estados Unidos ha retomado sus relaciones con Venezuela desde el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, ha flexibilizado algunas sanciones y ha desbloqueado algunas cuentas, con el compromiso de favorecer el diálogo.

Uno de los hechos que causó revuelo en la cumbre de Bogotá fue la llegada del opositor Juan Guaidó al país, donde se quejó de que no había sido invitado ni tenido en cuenta. Guaidó fue enviado en un avión con destino a Miami, luego de que Gustavo Petro dijera que la entrada del opositor venezolano a Colombia se realizó de manera irregular –no selló su pasaporte– y se acordara con el gobierno de Estados Unidos su viaje a ese país.

¿Qué se viene para las relaciones colombo-venezolanas?

Las acciones internacionales de Gustavo Petro se han centrado en mostrarlo como un líder de Suramérica, que busca la unión de los países andinos y que, a través de un discurso de cuidado por el planeta, quiere resaltar la importancia de la Amazonía y otras selvas para la mitigación del cambio climático. Igualmente, ha buscado reactivar organismos y alianzas supranacionales como la Comunidad Andina de Naciones, aprovechando que nuevamente hay una mayoría de países con gobiernos de izquierda en la región.

Las acciones internacionales de Gustavo Petro se han centrado en mostrarlo como un líder de Suramérica, que busca la unión de los países andinos

Sus intereses en las relaciones con Venezuela buscan resolver dos grandes problemáticas que tiene Colombia: la presencia de migrantes venezolanos en su territorio y la posible compra de la empresa Monómeros. Sobre la primera, tiene una preocupación conjunta con Estados Unidos, pues el país norteamericano quiere evitar que la diáspora venezolana se una a las caravanas de migrantes de América Central. En cuanto a la empresa Monómeros, la posible compra sigue pendiente de que se resuelva la situación de las sanciones de Estados Unidos a Venezuela.

De esta manera, la diplomacia y la buena vecindad buscan tener frutos para los intereses colombianos. Es un gran paso inicial el restablecimiento de las relaciones entre ambos países, pues permite un tono diferente en las acciones. También se debe entender que en este momento el petróleo de Venezuela se convierte en una opción para Estados Unidos a raíz de la guerra de Rusia, por lo que las sanciones y los bloqueos se pueden flexibilizar para abrir nuevamente esa ruta comercial.

Los esfuerzos de Colombia, Estados Unidos y la comunidad internacional seguirán encaminados en la transparencia y garantías de las elecciones presidenciales venezolanas del 2024. Mientras tanto, están en el medio la posible reelección de Joe Biden y un gobierno de Gustavo Petro, que se encamina a cumplir el primero de los cuatro años de su periodo.

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