En la última década se redujo un 40% el número de conflictos bélicos

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Aunque cualquier telediario transmite la impresión de que el mundo está desgarrado por la violencia, la realidad es que en el decenio transcurrido desde 1992 hubo un 40% menos de conflictos bélicos, las guerras fueron menos mortíferas y disminuyeron los casos de genocidio y los golpes de Estado.

Esto es lo que observa el informe «Guerra y paz en el siglo XXI», publicado por el Centro de la Seguridad Humana (Human Security Centre), fundado por los gobiernos de cinco países (Canadá, Reino Unido, Noruega, Suecia y Suiza), más la Fundación Rockefeller, y con sede en Vancouver (Canadá). El informe (HSR, disponible en www.humansecurityreport.info) concluye que, desde el fin de la guerra fría, han disminuido significativamente todas las formas de violencia política. La razón ha sido, según el HSR, el empeño en la prevención, particularmente gracias a los cascos azules de la ONU.

En el decenio transcurrido desde 1992, hubo un 40% menos de guerras -conflictos que provocan más de 25 muertes al año-, un 80% menos de genocidios («asesinatos masivos por religión, etnia o creencias políticas») o guerras con más de mil muertos, y ha disminuido un 30% el número de refugiados. Desde 1988 (el Muro de Berlín cayó el año siguiente), se ha puesto fin a un centenar de guerras. Incluso las guerras internacionales se cobran menos vidas. En 1950, una guerra provocaba 38.000 muertos; en 2002, 600. Sigue habiendo intentos de golpe de Estado, pero si en 1963 fueron 25, en 2002 fueron 10.

La disminución de las guerras desde 1992 es alentadora sobre todo porque significa la inversión de la tendencia vivida durante la guerra fría: en 1991 el número de conflictos entre Estados triplicaba a los de 1946 (cuando había muchos menos Estados). Los países que más han intervenido en conflictos posteriores a la segunda guerra mundial son el Reino Unido (21), Francia (19), Estados Unidos (16) y Rusia (9). Si bien desde el final de la segunda guerra mundial hasta 1992 el número de guerras fue en aumento, la disminución de la cifra total de muertos en combate empezó al terminar la guerra de Corea en 1953. El informe termina en 2002, con lo que no tiene en cuenta las víctimas de la guerra de Irak.

Las guerras han cambiado, y hoy el 95% son internas (en 2002 había algo más de 30 conflictos en curso) y en ellas se enfrentan grupos rebeldes pequeños contra las fuerzas militares: «la guerra entre Estados es la rara excepción y cada vez más a la gente la mata su propio gobierno y no ejércitos extranjeros», dice el HSR. El informe concluye que la sensación entre la población de que el mundo es más violento se debe a que los medios de comunicación destacan más las guerras que comienzan o están en desarrollo que aquellas que llegan a su fin.

¿Por qué hay menos guerras?

Según los redactores del HSR, frente a una política de seguridad tradicional centrada en el uso de la fuerza como medio preventivo para reducir los riesgos de guerra, la experiencia ha mostrado que son más eficaces la diplomacia preventiva, la «gestión de conflictos» y la «construcción de la paz» posterior a los conflictos.

¿Cómo cuadra esta afirmación con la realidad de que vivimos en una «Pax Americana» y de que lo que ha pasado en el último decenio es que hay una única superpotencia? Según el historiador Niall Ferguson («Daily Telegraph», 18-09-2005), se dan al menos tres explicaciones para este declive de las guerras. La primera -la favorita de los analistas norteamericanos- es que el mundo se ha hecho más democrático, y las democracias tienen a ser más pacíficas. En 1977, apenas 35 Estados de un total de 140 eran democracias; hoy, lo son el 55% del total.

El fin de la Unión Soviética habría llevado también a que las guerras civiles no se vieran bajo la perspectiva de los bloques enfrentados por la guerra fría. Al igual que la percepción de que cada vez hay más violencia es falsa, también lo es la de que Estados Unidos basa su poder en la fuerza. Bush insiste en que el papel de Estados Unidos es extender la «libertad» -libre comercio y elecciones libres- por el mundo: y de hecho recurre menos a la fuerza que a los acuerdos de comercio (en Centroamérica) y al apoyo económico de los movimientos democráticos (en la Europa ex comunista),

Sin embargo, la intervención americana solo ha sido determinante para poner fin a dictaduras y guerras en un puñado de casos, como en Bosnia. Por eso la segunda explicación cree que el mérito corresponde a la «comunidad internacional» -no solo la ONU, sino también el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio y otras agencias-. De hecho, nunca ha habido tantos «cascos azules» de la ONU desplegados por el mundo.

Una tercera explicación es, simplemente, que las poblaciones locales están hartas de guerra: esta es la experiencia que Ferguson extrajo de Bosnia y Guatemala, y por lo que dice que rara vez una guerra civil dura más de siete años.

Santiago Mata

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