Las dos alas Nº7

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Se alarga la época de elecciones, con la lógica inflación de discursos, debates y opiniones, palabras y gestos. Aprovechando que la cosa va a seguir así unas semanas, proponemos aquí dos temas ligados a la política. Por una parte, algunas ideas a propósito del lenguaje de la política o, mejor dicho, el lenguaje de los políticos (y no solo el que usan, sino el que podrían usar). Por otra, la visión que proponía Benedicto XVI, de una política que argumentara y actuara “como si Dios existiera”. Lejos de ser una postura meramente confesional, distintos autores se han sumado a esa visión ampliada y enriquecida de la razón pública. Finalmente, junio es también el mes de la EVAU, y en torno a ese acontecimiento aparecen siempre reflexiones sobre la Universidad. Ofrecemos una breve selección, así como una Miscelánea con algunas propuestas para el verano que está ya (para algunos) a las puertas.

Cuidar las palabras

El nivel de las conversaciones públicas tiene que ver también con el uso del lenguaje. Se trata de un tema antiguo y a la vez actual, especialmente en época de elecciones. Cuando estábamos aún en la última campaña, Contreras Espuny escribía sobre el lenguaje, la realidad y la manipulación de las palabras. Es indudable la ligazón entre el poder y la palabra. Él mismo cita en su artículo el ensayo de Klemperer sobre la lengua del Tercer Reich. Grau Navarro lo diseccionó muy bien hace unos años en Nueva Revista. Aunque no faltarían ejemplos actuales, otra referencia obligada al hablar de las armas y las letras es G. Orwell, de quien Página Indómita ha publicado una nueva recopilación de ensayos sobre el escritor y la política.

M. Gumpert se ha referido también recientemente al mismo argumento en Nuestro Tiempo. Por su parte, D.Gascón hablaba en El País de palabras que se utilizan para oscurecer la realidad, más que para iluminarla, y cómo, a veces, se hace preciso entenderlo todo al revés: “inclusivo es una palabra que se utiliza para excluir a alguien y diálogo señala a aquellos con los que no se hablará nunca”. En la misma línea, The Economist alertaba de cuáles son, en su opinión, las palabras más vacías en el mundo de los negocios: las escuchamos a diario.

Claro que el lenguaje no solo sirve para manipular. Rodríguez-Rubí, consultor político, abogaba en La Vanguardia por la calidad de nuestras palabras: “recuperar la calidad de nuestras palabras públicas es imprescindible para que la política se entienda y, sobre todo, para que tenga sentido de utilidad y de inspiración para la mayoría”. Y Meseguer planteaba que cuidar las palabras es una forma de resistencia, mientras sugería que, a la máxima “Grita más y te harán más caso”, se le podría oponer otra más luminosa: “Cuida las palabras y haz el bien, aunque no se note”. Siempre es posible seguir el consejo de Scruton que, refiriéndose precisamente a Orwell, sugería “mirar el mundo con ojos nuevos, usando el lenguaje natural de las relaciones humanas”.

“Vivir como si Dios existiera”: sobre cristianismo y política

Aunque este  año hemos hablado otras veces de la relación entre el cristianismo y política, destacamos ahora algunas referencias a raíz de la publicación del libro Vivir como si Dios existiera, una antología de textos de Benedicto XVI que ha editado Ricardo Calleja (lo han reseñado José María Carabante y Miguel Angel Garrido, y este breve vídeo hace un buen resumen). Frente a la propuesta iluminista de que la idea de Dios es una rémora para la razón, y que en orden a evitar los conflictos conviene actuar en la vida pública “como si Dios no existiera”, la propuesta de Ratzinger, dirigida a creyentes y no creyentes es justamente la contraria: concebir la política como el ámbito de la razón y la verdad. Se trata de un ámbito no determinado por las creencias religiosas, pero en el que se propone una razón ampliada e iluminada por la fe, que es capaz de conocer los principios morales y de abrirse a las principales preguntas sobre el ser humano.

Para Victor Lapuente, este enfoque es válido y muy conveniente en la vida ciudadana, por su utilidad funcional: las creencias religiosas (así como la idea de patria) mejoran la sociedad, pues disciplinan a los ciudadanos en torno a un bien común. Además de su libro Decálogo del buen ciudadano, reseñado  por Ramón González Férriz tienes esta reciente conferencia en la Fundación Tatiana (1h 26’). También sobre política y valores se habla en esta breve entrevista de Diego Garrocho a Julio Llorente (podcast-20’) con ocasión de su Tercera de ABC del 31 de mayo. La conversación reivindica una concepción de la función pública que no se reduzca a la gestión de asuntos económicos, sino que tenga en cuenta también los valores que permiten plantear un modelo de vida social. En este contexto, al preguntarse sobre si sale a cuenta o no la virtud en la vida política, mencionan una interesante entrevista a Michael Ignatieff.

Más centrados en la situación específica de España, se pueden señalar otras referencias. Por un lado, una entrevista a Francisco Vázquez en la que explica cómo ser católico y de “izquierdas”. Por otro, un interesante artículo de Joseba Louzao sobre la situación de la Iglesia en España, que enlaza con algunas tesis de Chantal Desol sobre el “fin de la cristiandad” (lo mencionamos ya en el nº5 de este newsletter). También es interesante esta valoración de Hasel-París Álvarez sobre el posicionamiento de los distintos sectores políticos ante lo que denomina la “nueva guerra religiosa”. Por último, sorprenden las pocas reacciones a la decisión del gobierno de incluir en la exención del IBI a todas las religiones reconocidas. En su línea habitual, Sergio del Molino utiliza el  lugar común de la necesidad de afrontar los privilegios de la Iglesia, mientras que Elisa Beni se pronuncia con un análisis ponderado (y argumentado) sobre el significado del concepto de laicidad y la neutralidad del estado ante el hecho religioso.

Universidad: una oportunidad de renacer

De distintos modos se han hecho en los últimos meses algunas reflexiones interesantes en torno a la Universidad. Alberto Olmos se planteaba si realmente la Universidad ofrece algo distintivo y que valga la pena. Por una parte parece que sí: “Siempre he pensado que la universidad, lejos de hacerte válido para un trabajo o de darte siquiera conocimientos básicos, lo que te proporciona es una estructura mental adulta, sólida y determinante. Más que saber cosas, sabes que no las sabes y también dónde podrías encontrarlas cuando lo necesites”. Por otra, ¿es eso lo que ofrece la Universidad actual?

Un artículo de Nathan Heller en The New Yorker señala el descenso generalizado de las Humanidades, a no ser en formatos de educación online. Lo ponía en relación con la escasa financiación y las dificultades para entrar en el mercado laboral. Por su parte, Nueva Revista recogía ese mismo artículo y mostraba cómo en España la tendencia no es exactamente esa. Además, se hacía eco de las voces que han defendido recientemente el valor de las Humanidades, como la de Robert Barron, que citamos en un anterior servicio. Volviendo a EE.UU, David Herman contestaba el artículo de The New Yorker, señalando como posible causa de la crisis de la formación humanística el auge de la cultura woke. En muchos campus americanos (y no solo) es ya larga la lista de temas de los que no se puede hablar, de expresiones que no se pueden usar, de autores que no se pueden leer. En ese sentido se expresaba también Pablo de Lora en una sarcástica pieza de opinión.

Otro artículo de fondo es el que publicó J.F. Keating en First Things (aquí, una glosa del mismo en español). Aunque en buena medida tiene que ver con el desarrollo de las Universidades católicas en EE.UU., plantea también algunas cuestiones universales. De hecho, llega a la misma conclusión de la sustitución de los valores propios de la institución universitaria por otros planteamientos, sea de corte utilitarista, sea en línea con las derivas woke. Frente a esos extremos, se encuentra el modo en que Sohrab Ahmari ponderaba el valor de la tradición universitaria, siguiendo el modelo de lectura y discusión de grandes libros, en un discurso de graduación que pronunció recientemente. Sobre el origen e identidad de la Universidad es interesante también esta conferencia de Higinio Marín, de inicios de año. Después de ser nombrado rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera ha vuelto a exponer sus ideas, ahora en relación con el modo de ponerlas por obra.

Miscelánea… de verano

  • De cara al verano, este podcast recoge un diálogo con Pablo Alzola sobre su libro El silencio de Dios en el cine, donde se encuentran sugerencias de lo más variado. En cambio, para quien prefiera los libros, ha aparecido Novelas que dejan huella, de Hilario Mendo.

 

  • Un poquito de poesía, con esta invitación de Armando Pego Puigbó a descubrir la Europa de Julio Martínez Mesanza, y esta otra de Daniel Capó a leer a Álvaro Petit.

 

  • Y un poco de ensayo también, con esta entrevista a Aniceto Masferrer, catedrático de Derecho, sobre su libro Libertad y ética pública, en el que (y en la que) habla de la “libertad, la necesidad de estimular el pensamiento crítico y fomentar el diálogo, la sociedad civil, el Derecho o las ideologías”.

 

  • Ha aparecido un libro póstumo de Joaquín Navarro-Valls, que recoge algunos de sus recuerdos al lado de Juan Pablo II. Muchos de ellos, por cierto, muy ligados a las vacaciones veraniegas en los montes.