Suki Waterhouse

La quincuagésima película de Woody Allen, sin ser una de sus grandes, no defrauda: se trata de una pequeña comedia romántica, con un toque de enredo y muchísima nostalgia.
Esta mezcla del clásico de Jane Austen y el género de zombis puede resultar divertida, si el espectador acepta la broma.

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