En “Happy End”, Michael Haneke continúa tratando el suicidio y el suicidio asistido con medios fílmicos similares a los empleados en sus anteriores películas.
El deterioro físico de una anciana a la que cuida su marido muestra la belleza del amor y la grandeza tierna de la vejez, pero Hanecke pone todo al servicio de una tesis nihilista que recusa la vida cuando aparece el sufrimiento.
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