La nueva ley de educación italiana da más autonomía a los centros públicos y permite a las familias deducir de sus impuestos una parte de sus gastos en enseñanza, aunque lleven a sus hijos a escuelas no estatales.
La reforma de la escuela emprendida por el gobierno italiano ha suscitado numerosas protestas, donde se mezclan motivos políticos y pedagógicos, pero otras voces han destacado que por fin se ha hecho lo que venía aplazándose.