Inseguridad, economía, salud y educación son hasta el momento los temas más recurrentes en México, a quince días de haber iniciado las campañas presidenciales que habrán de culminar cuatro días antes de las elecciones del domingo 2 de junio.
Indudablemente el tema de la inseguridad y la violencia domina por mucho los discursos de los candidatos ante la gravedad del problema que una y otra vez niega el gobierno de Morena, pero una y otra vez sale a la superficie a través de masacres, secuestros y desapariciones.
En el sexenio de Andrés López Obrador suman más de 180.000 los homicidios dolosos cuando todavía faltan seis meses por concluir el régimen. En el gobierno anterior de Enrique Peña Nieto se registraron 156.066, homicidios mientras que en el de Felipe Calderón fueron 120.463.
A lo anterior hay que añadir las cifras alarmantes de personas desaparecidas, que ascienden a más de 100.000 de acuerdo con cifras oficiales.
Por más argumentos que ofrezcan, López Obrador y sus colaboradores no tienen forma para justificar la estrategia de su gobierno, basada en la polémica frase de “abrazos y no balazos”.
Con frecuencia organizaciones civiles y gobiernos extranjeros, en especial el de Estados Unidos, han denunciado que el crimen organizado ejerce cada vez mayor control en regiones de México, especialmente en los estados de Guerrero, Michoacán, Colima, Zacatecas, Guanajuato, Tamaulipas, Sinaloa y recientemente en Chiapas, estado que colinda al sur con Guatemala.
En enero, en tierras chiapanecas, por donde diariamente cruzan miles de migrantes de Centroamérica con rumbo a Estados Unidos, fue colgado el cadáver de un hombre en un puente de la capital Tuxtla Gutiérrez, y cerca de ahí se localizaron en una gasolinera cuatro cuerpos decapitados.
En febrero fue encontrada una fosa clandestina cerca de Los Cabos, Baja California Sur, con 113 restos óseos de seres humanos. En el mismo mes cuatro jornaleros fueron asesinados y siete más resultaron heridos al ser atacados por un comando armado en la zona agrícola de Caborca, Sonora.
Esta semana se reportó que poblaciones de Tamaulipas y Nuevo León están siendo abandonadas por sus habitantes ante el temor de los enfrentamientos entre las bandas de narcotraficantes. Tal es el caso del pueblo Los Aldamas, donde vivían 1.407 habitantes en el año 2000 y hoy en día solo quedan 300.
Periodistas son víctimas
El periodismo no escapa de la espiral de violencia. A finales de enero se contabilizaron 43 periodistas asesinados durante el gobierno morenista. El 11 de marzo fue secuestrado Jaime Barrera, al salir de su programa de radio en la ciudad de Guadalajara. Dos días después fue liberado sano y salvo.
“Fue una experiencia que no le deseo a nadie”, declaró Barrera, quien atribuyó los hechos a su labor periodística. Comentó que ante todo fue una advertencia para acallar sus críticas en contra de la delincuencia organizada.
Este es un breve panorama de la dramática realidad de la inseguridad que se vive en México y que podría significar la diferencia en las elecciones presidenciales en puerta.
Por cierto, la diputada española Cayetana Álvarez de Toledo pronunció hace unos días en la ciudad de Puebla un discurso ante jóvenes mexicanos que levantó amplia polvareda en los círculos oficiales.
“Este país formidable, esta nación admirable, esta potencia económica y cultural impresionante está siendo tomado por el crimen organizado… ‘Abrazos, no balazos’, o más bien abrazos a los que dan balazos. El eslogan es bonito, pero el resultado es catastrófico para la democracia y sobre todo para los jóvenes”, advirtió la legisladora.
Las propuestas para enfrentar esta problemática por parte de los candidatos presidenciales van de un opuesto al otro.
La candidata oficialista Claudia Sheinbaum, de Morena, ofreció en su primer discurso de campaña profundizar en la actual estrategia de seguridad y consolidar a la Guardia Nacional, que fue creada por el presidente López Obrador. No contempla, pues, cambios de fondo.
Xóchitl Gálvez, de la coalición opositora del PAN, PRI y PRD, promete dejar al Ejército solo en tareas de seguridad y quitarle los encargos administrativos, convertir a la Guardia Nacional en un organismo civil, aumentar a 300.000 sus elementos, reforzar las policías locales y construir una prisión de la más alta seguridad y tecnología para confinar a los criminales de alta peligrosidad.
Esta última propuesta ha sido comparada con las acciones del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, porque supuestamente atentaría contra los derechos humanos, sin embargo, ella explica que no será una cárcel para pandilleros, sino para los capos de la delincuencia, con el fin de acabar con sus privilegios y para que dejen de operar sus negocios desde su encierro.
Jorge Álvarez Máynez es el tercer candidato presidencial, postulado por el partido Movimiento Ciudadano. Con 38 años, es el más joven de la contienda y el que menos posibilidades tiene de ganar, debido a su corta carrera política y a que su partido no cuenta con una estructura sólida a nivel nacional.
Álvarez planteó la necesidad de arrancar un plan nacional de pacificación en el que se incluya un nuevo modelo de justicia, profesionalizar a los policías civiles, mayor protección a los derechos humanos y legalizar gradualmente las drogas para acabar con el modelo prohibicionista.
Se defiende la economía
La economía es el segundo tema en importancia en el debate electoral. Es quizás donde mejor se defiende el gobierno en turno, a pesar de que el crecimiento de México ha sido raquítico al promediar apenas el 1% en el sexenio.
Pero en el 2023 el PIB ascendió al 3.1% lo que se suma a otros indicadores positivos, como la reducción del desempleo, que descendió el año pasado al 2.8%, su nivel más bajo en los últimos 18 años.
La moneda mexicana ha sostenido una fortaleza inusitada en relación al dólar, y aunado a ello se registra un incremento constante en el envío de remesas a México desde el extranjero. En 2023 fueron 63.000 millones de dólares, un incremento del 7% con respecto a 2022.
Los programas sociales del gobierno federal seguramente impactarán en las próximas votaciones: contemplan un gasto de 2.73 billones de pesos en 2024, destinados a la población más pobre y a personas de la tercera edad, discapacitados, mujeres y jóvenes estudiantes sin empleo, entre otros grupos vulnerables. Las ayudas llegarán a casi 28 millones de personas, según los datos oficiales.
Hay que reconocer que, en el tema económico, el gobierno de López Obrador se ha conducido a la par que los anteriores neoliberales, salvo en su afán de ampliar la intervención estatal en las empresas de energía y otorgar contratos de administración y obras al Ejército Mexicano en perjuicio de las empresas privadas.
Desastre en salud pública
El tercer tema es la salud pública, donde el panorama luce grave porque los planes del sexenio fueron desastrosos, al ocasionar el desabastecimiento de medicamentos, la insuficiencia de vacunas para niños y la desaparición del Seguro Popular, sin olvidar el pésimo manejo de la pandemia, que arrojó un saldo de 335.000 fallecidos.
Peniley Ramírez escribe en un reciente artículo (Reforma, 16 de marzo) que los recortes en el sector de la salud provocaron una tragedia mayúscula en México. Un ejemplo: entre 2019 y 2020 dejaron a seis millones de niños sin vacunas porque no fueron adquiridas con tiempo.
Esto ocurría mientras López Obrador repetía una y otra vez que México tendría un sistema de salud similar al de Dinamarca. Lo dijo en más de treinta ocasiones.
Tanto en el tema económico como en el de salud, las promesas de los candidatos son en su mayoría vagas y algunas francamente populistas.
Mientras Claudia asegura que reabrirá los trenes de pasajeros en el país y que garantizará el acceso a vacunas, Xóchitl propone establecer la pensión universal a partir de los 60 años y lanzar la tarjeta “Mi salud” para dar acceso a las familias a atenderse en cualquier clínica y recibir todos los medicamentos necesarios.
El tema de educación es sin duda el más delicado. Sin embargo, se conoce poco porque no existe al momento un diagnóstico donde se evalúe su estado general en todo México.
Pero de todos es conocido que cuando el régimen de López Obrador derogó la reforma educativa en mayo de 2019, la educación básica e intermedia del país quedó de nueva cuenta en manos de los dos sindicatos de maestros, uno oficialista y el otro de corriente liberal.
Los mecanismos que incorporaba la reforma educativa para evaluar a los maestros y elevar las exigencias en la docencia fueron abandonados. Esto, aunado a la pandemia, ocasionó un desplome en el aprovechamiento de los estudiantes del que hasta el momento se desconoce su magnitud.
La educación media y superior destacan en México porque el sistema de bachilleratos y universidades estatales, además de las privadas, ha logrado mantener un nivel satisfactorio y en algunos casos de alta calidad.
Sheinbaum, por su trayectoria académica, luce mejor en las propuestas educativas, promete una beca universal en primarias, incluir el servicio de salud para los niños y elevar el número de becas para universitarios a un millón.
Xóchitl Gálvez, por su parte, plantea abrir espacios en universidades privadas a los estudiantes que no encuentren lugar en las públicas, mientras que Álvarez Máynez ofreció modificar a fondo los materiales educativos, incluyendo los libros de texto gratuitos.
A dos meses y medio de las elecciones, todavía los candidatos revisan y definen sus programas de acción. Vendrán pronto los debates, donde los veremos discutir frente a frente la compleja problemática de México y sus propuestas para encontrar soluciones.
La candidata de Morena mantiene ventaja en las encuestas sobre su principal contrincante, sin embargo, Xóchitl Gálvez repuntó en los últimos sondeos, lo que indica que nada está escrito. Como expresó el intelectual Enrique Krauze, “este arroz no se cuece hasta que se cuece”.