El Parlamento chileno aprueba la ley de divorcio

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Casi diez años después de que se presentaran los primeros proyectos, el Congreso chileno ha aprobado la Ley de Matrimonio Civil, que -entre otras cosas- instaura el divorcio (cfr. servicio 115/03). Los diputados han sancionado, sin modificaciones, el texto proveniente del Senado. De esa manera se ha descartado la idea de formar una comisión mixta para revisar algunos artículos, lo que habría prolongado la tramitación por tiempo indefinido. La nueva legislación reemplaza normas que se aplican desde hace 120 años en Chile.

La ley permite al juez decretar el divorcio en el caso de mutuo acuerdo, con sólo acreditar un cese de convivencia de un año. Si el divorcio es solicitado por uno solo de los cónyuges, se requieren tres años de separación.

También aprueba el divorcio por incumplimiento grave de deberes y obligaciones, por maltratos graves al cónyuge o a los hijos, por transgresión de deberes de convivencia, socorro y fidelidad, o si la homosexualidad, el alcoholismo o la drogadicción impiden la convivencia.

El cardenal Francisco Javier Errázuriz, arzobispo de Santiago, ha señalado que, por una parte, «había que renovar la ley anterior» y «establecer con mucha más claridad cuáles son las condiciones para que un matrimonio sea válido». Por otra parte, los obispos propusieron que hubiese dos tipos de matrimonio -uno de ellos indisoluble- y que se dejara a los novios la posibilidad de elegir.

«Cuando se vio que venía este matrimonio divorciable como única opción en la legislación -ha explicado el cardenal-, nosotros pedimos que se abriera un espacio amplio también al matrimonio para toda la vida». Pero los parlamentarios optaron por una ley que, aunque reconoce los efectos civiles al matrimonio canónico, permite el divorcio en todo caso.

En distintas ocasiones, los obispos chilenos han insistido en que el divorcio trae grandes problemas y produce una gran inestabilidad, especialmente en los niños. En ese sentido, el arzobispo de Santiago ha subrayado que «el divorcio generará los mismos problemas que en los países donde ya existe, pues mientras más fácil es separarse, más disoluciones van a ocurrir».

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