Hace menos de un año, la periodista Hanna Rosin agitó la opinión pública estadounidense con un libro en el que defendía que las mujeres de EE.UU. (así, en general) estaban progresando más que los hombres en la economía y la educación. Un informe del Pew Research Center matiza ahora este diagnóstico, y muestra la distinta suerte que corren las madres solteras y las casadas.
En su libro The End of Men: and the Rise of Women, Rosin ponía de relieve que en EE.UU. las mujeres están adelantando a los hombres en los estudios; ocupan el 51% de los puestos profesionales y administrativos del país; y cada vez hay más mujeres que ganan más que sus maridos (cfr. Aceprensa, 20-09-2012).
Los datos aportados por Rosin fueron recibidos con entusiasmo, sobre todo porque auguraban un futuro prometedor: de las 15 profesiones donde más puestos de trabajo se espera crear en EE.UU. hacia 2016, 12 están dominadas por mujeres: ventas, enseñanza, contabilidad, cuidados de niños y ancianos, servicios de atención al cliente… Pero algunos analistas cuestionaron que los indicadores seleccionados por Rosin contaran toda la verdad.
Ahora, a partir de los datos del censo de 2011, el Pew precisa un poco más en relación con las madres: efectivamente más de 5 millones de madres casadas tienen motivo para alegrarse por sus progresos en la economía y la educación, pero no se puede decir lo mismo de los 8 millones y medio de madres solas, que se las ven y se las desean para mantener a sus hijos.
En 4 de cada 10 hogares con hijos las madres son los únicos o principales miembros de la familia que llevan dinero a casa
Más familias sostenidas por madres
Según el informe del Pew, Breadwinner Moms, en 4 de cada 10 hogares con hijos menores de 18 años, la madre es ahora el único o principal miembro de la familia que lleva dinero a casa. La proporción de madres casadas que ganan más que sus maridos ha pasado del 4% en 1960 al 15% en 2011. En el mismo período, las madres solas han pasado del 7 al 25%.
La suerte que corren ambos grupos es muy distinta. En 2011 la renta media que entraba en un hogar donde la madre casada era el principal sustentador rondaba los 80.000 dólares anuales, muy superior a la de los hogares de las madre solteras (23.000) y a la del conjunto de familias con hijos (57.100).
Unidas a la anterior, hay otras diferencias: las madres casadas que ganan más que sus maridos suben la edad media del conjunto de madres con hijos menores de 18 años; son mayoritariamente blancas y tienen título universitario. En cambio, las madres solteras suelen ser más jóvenes; tienden a ser negras o hispanas, colectivos sociales más pobres; y es más probable que solo tengan estudios de secundaria.
Otro dato interesante que destaca el Pew es que la proporción de matrimonios en que ellas tienen más formación que sus maridos está subiendo, del 7% en 1960 al 23% en 2011. No obstante, en la mayoría de los hogares (el 61%) el marido y la mujer tienen un nivel de estudios parecido.
La proporción de madres casadas que ganan más que sus maridos ha pasado del 4% en 1960 al 15% en 2011
Más madres en el mercado laboral
Al crecimiento del número de madres que sostienen a la familia ha contribuido la incorporación de más mujeres al mercado de trabajo. Ahora representan el 47% de la población activa de EE.UU. En 1968 solo el 37% de madres casadas trabajaba fuera de casa, frente al 65% de las que lo hacen en 2011.
Aunque el número de madres que se han convertido en nuevas cabezas de familia ha crecido todos los años desde 1960, ha sido en la década 2000-2010 cuando se ha registrado el mayor aumento. Para Philip Cohen, sociólogo de la Universidad de Maryland especializado en tendencias familiares, el aumento en esos años parece indicar que “los hombres están perdiendo más empleos desde el comienzo de la crisis [2007]. Y que algunas mujeres están empezando a trabajar más horas o a buscar empleos mejores cuando sus maridos pierden los suyos, están en peligro de perderlos o ganan menos”, explica al Washington Post.
En esto coincide con Hannah Rosin, quien mostró cómo la crisis se había cebado con sectores profesionales tradicionalmente dominados por hombres (la construcción, las finanzas, el automóvil y la manufactura en general). De los 7,5 millones de empleos perdidos desde que comenzó la crisis, 3 de cada 4 pertenecían a hombres.
Pero los investigadores del Pew no tienen tan claro cómo ha influido la crisis en los datos que presentan. Se limitan a registrar que entre 2007 y 2012 crece la proporción de madres que consideran la jornada completa como la ideal (del 20% en 2007 al 32% en 2012), mientras baja la de las madres que prefieren renunciar a un trabajo remunerado (del 29 al 20%).
El informe del Pew muestra que el fin de los hombres en el hogar no conduce al ascenso económico de las mujeres
Madres solas, en desventaja
En un artículo publicado en The Atlantic, que fue la base del libro que publicaría después, Rosin aludía a las dificultades económicas que atraviesan las madres solas de EE.UU. Ahora que el 40% de nacimientos fuera del matrimonio corresponden a madres solas –explicaba–, “muchas de ellas pasan apuros económicos; las más exitosas trabajan, estudian y corren para dar la comida a sus hijos, mientras se quedan dormidas en el ascensor de su community college [centros públicos de educación superior donde se cursan carreras de dos años]”.
Pero después Rosin daba un salto y apelaba a la guerra de sexos para concluir que las mujeres ganan poder cuando se liberan del matrimonio. A su juicio, cada vez más mujeres están renunciando a casarse porque no encuentran candidatos de similares ingresos y educación. Esto les proporciona una posición de dominio sobre sus parejas que les permite tomar todas las decisiones importantes. “Las mujeres no les quieren como maridos, y ellos no tienen un salario estable que llevar a casa. ¿Qué pueden ofrecer?”. “El verdadero perdedor de la sociedad –el único que apenas ha progresado económicamente desde los años setenta– es el hombre soltero, ya sea pobre o rico, tenga título universitario o no”.
Pero los datos del Pew muestran que los hombres no son los únicos que pierden cuando se aparca el matrimonio, como muestra el perfil de las nuevas madres solas. En 1960 la mayoría de madres solas eran divorciadas, separadas o viudas; solo el 4% nunca habían estado casadas frente al 44% en 2011.
Este grupo de madres nunca casadas es el más vulnerable del conjunto de madres solas. El 46% tienen 30 o menos años; el 40% son negras y el 24% hispanas; y el 49% no tienen estudios universitarios. En 2011 su salario medio estaba en 17.400 dólares anuales.
En contra de lo que sugiere Rosin, el informe del Pew muestra que el fin de los hombres en el hogar no conduce al ascenso económico de las mujeres. En cambio, avala la hipótesis más convincente de que en la sociedad estadounidense se está ampliando la brecha de la “desigualdad matrimonial”: los datos de los últimos veinte años muestran que la cohabitación, el divorcio, los nacimientos extramatrimoniales y la insatisfacción en la vida conyugal crecen sobre todo entre los que no completaron la secundaria (cfr. Aceprensa, 19-06-2012 y 7-03-2012).