La clásica empleada del hogar era un miembro más de la familia, pero hoy pocos pueden permitirse tener una. Ahora es más común recurrir a personal externo, al que se confían sólo algunas tareas. Pero la escasez de tiempo está provocando que cada vez más familias contraten los servicios de empresas especializadas en servicios al hogar. Estas compañías se encargan de buscar fontaneros, electricistas o niñeras, planean vacaciones, realizan mudanzas, cuidan los animales de compañía durante el día, se encargan de la correspondencia, recogen la ropa de la tintorería, devuelven las cintas al videoclub, reponen el combustible para la calefacción, programan menús mensuales… El fenómeno es ya muy visible en Estados Unidos.
Según un estudio de la Universidad de Maryland, el tiempo que dedican los estadounidenses a las tareas del hogar, al cuidado de los niños y a hacer compras se ha reducido de 27 horas semanales en 1965 a 22 en 1995. Junto con esto, informa The Economist (26-IX-98), las familias -al igual que las empresas- tratan de racionalizar el número de sus proveedores: por eso contratan con una misma empresa varios servicios.
Por 30 dólares mensuales, una de estas empresas se encarga del aprovisionamiento alimentario del hogar. Entra en el garaje de la casa, donde ha instalado un frigorífico con una clave de acceso y lo abastece de alimentos cada semana, sin necesidad de que haya nadie en casa. También se encarga de reponer los productos de limpieza, aseo, etc.
En los últimos años, este tipo de servicios es el sector que ha experimentado el crecimiento más fuerte en Estados Unidos y Gran Bretaña. Además, sufren mínimamente las malas rachas económicas, porque para muchos clientes han dejado de ser servicios de lujo.