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Consultoría doméstica, un servicio en expansión

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En Estados Unidos se extienden los servicios de consultoría doméstica, que asesoran a las familias sobre el modo de organizar bien el trabajo en el hogar, una necesidad urgente para muchos padres de hoy con poco tiempo y sin posibilidades de contratar asistencia permanente. Lo cuenta Sue Shellenbarger en su colaboración semanal sobre trabajo y familia en The Wall Street Journal (18 octubre 2007).

Shellenbarger cuenta el caso de Vicki y Derek Ryan, padres de cuatro hijos de 7 a 17 años. Estaban desbordados. En su casa reinaba el desorden y a menudo desaparecían llaves, documentos, ropa… sepultados en el barullo. Los horarios de los niños eran complejos y caóticos, imposibles de coordinar entre sí y con los de los padres. Llegaban tarde a casi todo, y Vicki se pasaba el día gritando: “¡Deprisa, deprisa, deprisa!” Era frustrante. Hasta que Vicki decidió acudir a una consultoría doméstica.

La asesora, Kathy Peel, después de evaluar la situación, le hizo un plan para reorganizar la casa. Había que empezar por la cocina, el lavado de la ropa y los armarios. Para conseguir que los niños ayudasen, sugirió que asignase a cada uno una cesta propia para la ropa sucia; una vez limpia, cada uno tiene que colocarla en su armario. El que no colabora se queda sin paga semanal. Los juguetes, prendas y demás objetos dejados fuera de sitio son inmediatamente incautados y van a una caja llamada “cárcel de cosas desordenadas”; para rescatarlos hay que pagar una fianza a mamá. Peel también ayudó a Vicki a diseñar una agenda para llevar el control de citas, tareas y facturas. Tras aplicar durante un año las recomendaciones de la asesora, Vicki dice que los resultados son “espectaculares”.

Las consultorías de administración doméstica, que funcionan desde hace unos diez años en Holanda al menos (ver Aceprensa 122/98), se han multiplicado últimamente en Estados Unidos. Shallenberger aporta dos indicios: la empresa de Peel ha formado ya cerca de 200 asesores; la experta más quizá famosa, Marla Cilley, ha visto cómo los suscriptores de su sitio www.flylady.net subían a 437.000, más del doble que hace cuatro años.

Los consultores cobran de 25 a 90 dólares la hora. La mayoría no están titulados, y el grado de cualificación es muy variable, advierte Shallenberger. En todo caso, la experiencia de las familias que han recurrido a estos servicios es que un asesor de administración doméstica, por bueno que sea, solo puede facilitar orientación y ayudar a dar el primer paso; pero lograr cambios duraderos exige empeño y constancia por parte de los interesados.

Por ejemplo, los asesores intentan que la familia trabaje en equipo, pero conseguir que los hijos se impliquen puede ser muy difícil, como explica Shallenbarger una madre (que finalmente tuvo éxito). Un matrimonio californiano con tres hijos pequeños cuenta que ganó la batalla contra el desorden gracias al diario “sprint de 7 minutos” que aconsejó la consultora: una especie de juego en que toda la familia repasa la casa entera contra reloj para poner cada cosa en su sitio. En cambio, ese mismo método no funcionó en casa de los Ryan, cuyos hijos son mayores. Por eso, insiste Shallenberger, hay que estar dispuesto a experimentar, pero lo principal es el tesón de los padres, pues “no hay asesoramiento suficiente para mover a quien no está motivado”.

Fuente: The Wall Street Journal

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