La inglesa Mary Cholmondeley aborda en esta novela el tema del matrimonio desde la perspectiva de la mujer en el contexto de la Inglaterra de finales del siglo XIX y principios del XX.
La novela transmite un mensaje ambiguo e irónico sobre el amor dentro de una sociedad que empieza a cuestionar la cadena de formalismos que atenazan a determinadas clases sociales.