Franzen describe el desequilibrio de unos personajes posmodernos, con un compromiso social y político muy acentuado, pero volubles y deshonestos espiritualmente.
Franzen, con mucha moralina, disecciona hasta la extenuación los sentimientos y valores de una familia que él considera el paradigma de los temores y sentimientos del norteamericano de inicios del siglo XXI.