Indicios de reforma en el sistema educativo chino

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Cualquier movimiento del gigante chino despierta el interés de los observadores, aunque solo sea por la porción que representa en la tarta mundial. China alberga 285 millones de estudiantes, la cuarta parte del total del mundo. The Economist (23 septiembre 2000) se hace eco de indicios de cambio en la enseñanza no universitaria de China.

En marzo pasado -dice el semanario-, el primer ministro Zhu Rongji dijo en su discurso anual ante el Parlamento que las escuelas debían reducir los trabajos para casa que encomiendan a los alumnos de primaria y secundaria. La afirmación de Zhu parece responder al deseo del gobierno chino de convertir la revisión del sistema educativo en una de sus prioridades. Un sistema poco proclive al cambio, caracterizado por la estabilidad de unos métodos modelados por siglos de tradición confuciana y décadas de burocracia socialista, que ponen mucho énfasis en la importancia del aprendizaje memorístico. Tras la llegada de Mao Zedong al poder, en 1949, los esfuerzos comunistas se centraron en erradicar el analfabetismo fortaleciendo la escolarización.

Los retos educativos son hoy más complejos. Uno de los ejes del debate plantea si el sistema chino no ha estado excesivamente pendiente de un puñado de universidades de las grandes ciudades, mientras se mostraba incapaz de elevar el bajo nivel educativo general. En un país donde solo el 50% de los alumnos de primaria acceden a la educación secundaria, y no hay más que 7 millones de estudiantes universitarios entre 1.300 millones de habitantes, parecen exagerados los esfuerzos gubernamentales por mimar la enseñanza superior, como la constitución de la macrouniversidad de Zhejiang (Hangzhou), en la que se han fundido cuatro con la intención de minimizar los gastos burocráticos y de atraer inversiones de organismos nacionales y extranjeros.

Otro signo de cambio es el anuncio, hecho por el ministro de Educación, de que se permitirá el uso de manuales extranjeros, aunque el ministro se apresuró a puntualizar que llegarán a los universitarios previamente sometidos a una cuidadosa criba ideológica.

La enseñanza no universitaria ha recibido mucho menor atención. A finales de los 80, el gobierno central comenzó a recortar su ayuda a las escuelas, trasladando a las autoridades locales la carga presupuestaria. La consecuencia ha sido que en muchos lugares la enseñanza no recibe financiación suficiente. En la provincia de Liaoning, docenas de ciudades y pueblos no han pagado los salarios de los profesores este año.

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