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España: El «efecto Logse» y otros cuentos

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DURACIÓN LECTURA: 4min.

En torno a 1998-2000 empieza a observarse en España un aumento del fracaso escolar en la enseñanza secundaria, junto con un empeoramiento de otros indicadores educativos. Un informe elaborado por José Manuel Lacasa (Instituto Forma) y publicado el año pasado examina el fenómeno y concluye que el principal factor causante de la crisis es la Logse, la ley que cambió la enseñanza preuniversitaria (2).

La Logse (Ley de Ordenación General del Sistema Educativo), aprobada en 1990, estableció los principios de la enseñanza comprensiva, alargó dos años (hasta los 16) la educación obligatoria, cambió los planes de estudios e introdujo otros métodos de evaluación menos exigentes. Se empezó a aplicar en 1994 y quedó completamente implantada en 2000. El año pasado fue sustituida por la Ley Orgánica de Educación, que sin embargo mantiene lo sustancial de la Logse: los principios pedagógicos y el diseño del sistema educativo.

El informe de Lacasa señala que la «era Logse» ha coincido con un descenso de distintos indicadores educativos que venían mejorando en los años anteriores. El porcentaje de jóvenes de 16 años que no logran el título de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) aumentó del 27% al 30% entre 2000 y 2003. La tasa neta de escolarización a los 17 años ha dejado de subir, al igual que la esperanza de vida escolar a los 6 años, que fue mejorando sin interrupción hasta 1998, y en 2004 ya había bajado al nivel de 1996. También en 2000 comenzó a aumentar el porcentaje de población de 18-24 años que no ha pasado de la enseñanza secundaria básica.

Lacasa examina los argumentos que achacan esta evolución a factores sociales: la entrada en el sistema educativo de una masa de alumnos de extracción social modesta, o inmigrantes, o con padres de bajo nivel educativo.

Pero, como explica el informe, los indicadores socioeconómicos presentan una tendencia contraria a la de los indicadores educativos. El PIB por habitante experimenta un pronunciado incremento desde 1995, y el nivel educativo de los padres tampoco ha dejado de mejorar. La inmigración contribuye al aumento del fracaso escolar, pero solo a partir de 2002, cuando la proporción de alumnos inmigrantes comienza a ser apreciable, y desde ese año solo en parte.

Otras explicaciones señalan que el gasto en educación es insuficiente, o no hay bastantes profesores, o que hay un «trasvase de fondos» de la enseñanza pública a la privada en virtud de los conciertos. Con respecto a esto último, Lacasa explica en otro lugar (revista «Magisterio», 22-11-2006) que de 1993 a 2003, la parte del gasto en educación destinado a conciertos pasó, con altibajos, del 10,3% al 10,9%, mientras que el alumnado de los centros concertados aumentó un 4% en el último tercio del periodo, de 2000 a 2003.

También los otros dos argumentos son «cuentos», dice Lacasa. Recogemos a renglón seguido la parte del informe dedicada a ellos.

El gasto no retrocede

«El tan traído y llevado gasto educativo no ha interferido de manera sustancial en una caída de los resultados de nuestra educación. Al contrario, y aunque todo gasto es bienvenido, España ha recortado bastante en este capítulo la distancia que nos separaba de Europa (pasamos de 1,4 puntos de distancia respecto a la media UE-25 en 1999 a 0,8 puntos en 2002)».

Desde hace unos años, el PSOE siempre utiliza la baja del gasto educativo en relación con el PIB para atacar la política educativa del PP. Por su parte, el PP siempre se ha justificado con el aumento que se ha producido en el gasto por alumno. Pero ambos cálculos están distorsionados, observa Lacasa. «Unos y otros obviaban que el PIB nacional ha crecido aceleradamente en los últimos años, y que el número de alumnos ha caído a un ritmo similar».

En cambio, existe otro indicador que hace desaparecer el problema del tamaño de la economía y del nivel de precios de cada país : el gasto por alumno como porcentaje del PIB per cápita (en euros PPS, es decir, en paridad de precios de compra, lo que elimina los efectos de los dispares niveles de vida de los países europeos).

Este indicador «reúne la capacidad de gasto de un país y la cantidad de alumnos respecto a la población total, indicando lo que se viene en llamar ‘esfuerzo en educación'».

En España el esfuerzo en educación «ha crecido un 7% desde 1995, alrededor de un punto por año. Es evidente que podía hacer crecido más, aprovechando la coyuntura favorable, pero (…) estos datos no avalan la tesis de que el descenso de los indicadores de nuestra enseñanza postobligatoria se deba a una quiebra en la inversión en Educación. Primero, porque no parece que España haya dejado de destinar lo necesario para que el sistema funcione y, en segundo lugar, porque la quiebra de la inversión no aparece por ninguna parte».

No hay escasez de profesores

«Alumnos por aula, alumnos por profesor… Todo ello ha bajado un año tras otro (…). Sin embargo, ni un solo problema de los existentes ha desaparecido con la mejora de este indicador».

«La ratio profesor/alumno en la enseñanza no universitaria no ha dejado de bajar [de 18 alumnos por profesor en 1991 a 12 en 2005]. Nada indica, pues, que la quiebra de los indicadores de nuestro sistema educativo se deba al problema de las ‘ratios’.

«Es, tan solo, un cuento más».

____________________(2) José Manuel Lacasa, «El efecto ‘Logse’ y otros cuentos», Instituto Forma de Investigación Educativa (www.institutoforma.com), Madrid (2006), 28 págs.

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