El gobierno británico quiere que los profesores renueven su licencia cada cinco años

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Los profesores británicos (más precisamente, los de Inglaterra y Gales) tendrán que renovar periódicamente su licencia profesional si se llevan a la práctica las propuestas del nuevo Libro Blanco publicado la semana pasada por el Ministerio de Educación. Ed Balls, el titular del ahora llamado Departamento para Familias, Escuelas y Niños (sin competencias en Escocia e Irlanda del Norte), lo ha presentado a la comunidad educativa con sendas cartas a los profesores, los directores, los miembros de los consejos escolares de los centros y el personal auxiliar.

El Libro Blanco (titulado Your child, your schools, our future: building a 21st century schools system) insiste en mejorar la cualificación de los profesores. El gobierno quiere crear nuevos títulos de Máster en Enseñanza y Aprendizaje, con la intención de que todos los docentes acaben estando en posesión de uno. Facilitará más medios para que los profesores actualicen continuamente su preparación. A cambio, a los de escuelas estatales les hará someterse a una evaluación quinquenal, y tendrán que superarla para poder seguir ejerciendo.

Esta idea ha sido la más criticada de todas las propuestas del Libro Blanco. Muchos profesores y comentaristas no se creen que las licencias renovables vayan a servir para elevar la capacitación de los docentes: consideran que la evaluación, que -según la plantea el documento- exigirá entre otras cosas la intervención de inspectores, resultará impracticable, y su principal efecto será aumentar la carga de papeleo que soporta el gremio.

Otro capítulo principal del Libro Blanco es reforzar el compromiso mutuo entre familias y escuela, formalizado mediante nuevos documentos escritos que expresarán los derechos y deberes de los padres (“Parent Guarantee”) y de los alumnos (“Pupil Guarantee”), que se obligarán a respetar las normas de la escuela. En su compromiso, que habrán de firmar todos los años, los padres aceptarán expresamente la responsabilidad de corregir a sus hijos si perturban el buen orden del centro. Si la indisciplina no cesa, habrá consecuencias tanto para los revoltosos como para sus padres. Las familias tienen derecho, además, a quejarse si creen que la dirección del centro no exige a otras el cumplimiento de sus deberes.

Por su parte, los padres podrán exigir enseñanza complementaria para sus hijos que se queden atrás o, por el contrario, estén mejor dotados. Los chicos que terminen la primaria sin alcanzar el nivel fijado en inglés o matemáticas, recibirán ese refuerzo de oficio; medida que ha sido recibida con escepticismo, pues eso ocurre actualmente con uno de cada cinco alumnos. Todos los estudiantes tendrán un tutor personal.

Habrá un nuevo boletín de notas, que incluirá, junto a las calificaciones académicas, información sobre otros aspectos. En particular, pondrá cuánto deporte hace el chico y si toma alimentación sana. Además, a partir de 2010 en las escuelas secundarias y de 2012 en las primarias, los padres recibirán información casi instantánea de la aplicación, conducta y asistencia del hijo mediante Internet o teléfono móvil.

El gobierno espera empezar a poner en marcha estas ideas, en su caso previa aprobación en el Parlamento, el año próximo. A la vista del poco entusiasmo con que han sido recibidas varias de ellas, es muy posible que el plan sufra cambios notables.

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