Primera condena en Japón contra un cómic pornográfico

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El presidente de la editorial Shobunkan, Motonori Kishi, de 54 años, ha sido condenado a un año de prisión por publicar un cómic pornográfico. La sentencia ha causado sensación en el país, ya que es la primera vez que se condena en Japón a los responsables de una publicación de este estilo.

El cómic japonés -manga-, conocido en todo el mundo por su particular estilo, cultiva prácticamente todos los géneros: humor, ciencia-ficción, terror, acción, romántico… y también el pornográfico. Desde 2002, fecha de la publicación del cómic objeto de la sentencia, la editorial ha vendido más de 20.000 ejemplares.

Esta cantidad es pequeña comparada con los manga dirigidos a niños y adolescentes, como Shonen Jump, que han llegado a vender millones de ejemplares a la semana. Sin embargo, el juez del tribunal de Tokio, Yujiro Nakatani, ha estimado que el excesivo realismo del manga «ha provocado influencias nocivas en la moral sexual», además de haber superado todos los límites del mal gusto. En el juicio testificaron destacados especialistas y estudiosos. La sentencia, dictada el pasado 13 de enero, se basa en el artículo 175 del Código Penal, que prohíbe la venta y distribución de material obsceno.

Junto con el editor, fueron detenidos el dibujante y el redactor jefe de la editorial, aunque fueron puestos en libertad después de pagar una fianza de medio millón de yenes cada uno. Los abogados del editor, condenado a un año de prisión, afirman que recurrirán la sentencia porque entienden que viola la libertad de expresión y que el precepto penal invocado no define el concepto de «obscenidad».

Según los expertos, la jurisprudencia japonesa entiende por expresión obscena la que «estimula sexualmente de forma innecesaria, daña el sentido sexual de las personas corrientes o va contra los principios morales» (The Japan Times, 14-I-2004). En Japón hay otras revistas pornográficas e incluso aparecen desnudos en otras publicaciones, de ahí que los responsables se defiendan diciendo que la sociedad no se estremece con este tipo de cosas. El manga en cuestión, en cambio, era tan grosero que, según el juez, «ninguna persona corriente puede aprobarlo», además de estar accesible a menores de edad. La sentencia puede dar lugar a que la policía intervenga con más libertad contra las publicaciones más obscenas.

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