La situación sanitaria mundial, según la OMS

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado el «estado de urgencia» para alertar a la comunidad mundial contra la tuberculosis, la enfermedad que causa más muertes, y que está extendiéndose a un ritmo acelerado. Las otras enfermedades más mortíferas son la malaria, las diarreas infantiles, las diversas infecciones respiratorias que afectan sobre todo a niños del Tercer Mundo, el cáncer, la hepatitis B, las cardiopatías… En comparación, el SIDA mata a pocas personas, pero es el mal que exige mayores gastos, según los criterios de la OMS. Este es el diagnóstico sobre la situación sanitaria mundial, según el informe presentado por la OMS en la Asamblea Mundial de la Salud celebrada en Ginebra. En total, la OMS calcula que, de los 50 millones de muertes por año que ocurren en el mundo, el 93% se deben a enfermedades; pero advierte que no hay datos fiables sobre las causas de dos tercios de los fallecimientos.

La tuberculosis afecta a unos 8 millones de personas por año y mata a unos 3 millones. La gran mayoría de los casos y el 95% de las muertes se registran en los países en desarrollo. Pero tanto en éstos como en los desarrollados se observa una peligrosa difusión de la enfermedad. Por ejemplo, el número de casos ha aumentado un 12% en Estados Unidos (1986-1991), un 28% en Italia (1988-1990), un 33% en Suiza (1986-1990).

Sin embargo, la tuberculosis se cura con un tratamiento no muy costoso, que dura de seis a ocho meses. La OMS atribuye la alarmante propagación del bacilo al aumento de los movimientos de población, junto con el descuido de los programas sanitarios. En muchos casos la detección es tardía o no se lleva a término el tratamiento, lo que provoca la difusión de cepas resistentes a los antibióticos. Otro factor considerable es la infección con el virus del SIDA (VIH), que, al disminuir las defensas del organismo, favorece extraordinariamente el desarrollo de la tuberculosis. Para detener el bacilo, la OMS ha previsto un plan que costará 20 millones de dólares durante la fase de preparación (los próximos dos años) y de 80 a 100 millones anuales durante la fase de aplicación.

La segunda enfermedad más mortífera es la malaria, que cada año afecta a 300-500 millones de personas en un centenar de países y mata a más de un millón, en el 90% de los casos en África tropical. También el paludismo se ha hecho más peligroso por la aparición de microbios resistentes a los fármacos. En el presupuesto para el periodo 1994-95, la OMS destina 167 millones de dólares a la investigación y a la lucha contra esta y otras enfermedades tropicales.

Entre las otras enfermedades que más aquejan a la humanidad destacan las que afectan a los niños del Tercer Mundo. Anualmente, la diarrea mata a unos 3 millones de niños menores de cinco años, y las infecciones respiratorias agudas, a 4,3 millones. Por otro lado, las secuelas de la hepatitis B -contra la que se dispone de vacuna- causan aproximadamente un millón de muertes anuales. El cáncer se declara en 7 millones de casos nuevos por año -la mitad en países en desarrollo- y actualmente mata a dos tercios de los enfermos. 250 millones de personas al año contraen infecciones de transmisión sexual, y más de un millón, el VIH.

El SIDA, aunque todavía es poco mortífero en comparación con otras enfermedades -ha causado 1,7 millones de fallecimientos desde su aparición, en 1981-, es la triste «estrella» del presupuesto de la OMS, con 175 millones de dólares para 1994-95. Además, la OMS calcula que los gobiernos deberían emplear 2.500 millones al año en prevención (20 veces más que ahora), sin contar los gastos ocasionados por la atención a los enfermos. La gran diferencia con el presupuesto destinado a otras enfermedades que causan mayor mortandad se debe, en parte, al mayor costo del tratamiento y la investigación en el caso del SIDA. Es menos explicable, en cambio, que se pida una suma tan colosal para la prevención, ya que para evitar la transmisión basta -aparte de sencillos controles de las transfusiones sanguíneas- no incurrir en conductas que han demostrado favorecer la transmisión.

Por este motivo, las autoridades sanitarias británicas se disponen a reducir los gastos en la lucha contra el SIDA. Dado que, como ha confirmado un reciente informe del Public Health Laboratory Service, la transmisión del VIH está circunscrita a grupos muy determinados (homosexuales y drogadictos), el Ministerio de Sanidad va a reducir los gastos de prevención y concentrarlos en acciones específicas dirigidas a esos grupos. De este modo, se hace eco de las quejas del estamento médico, que desde hace tiempo señalaban que la lucha contra el SIDA recibía una financiación excesiva, en comparación con otras enfermedades que afectan a la población en general.

El nuevo informe de la OMS incluye algunas buenas noticias. El dato más significativo de que, en general, ha mejorado la salud mundial es el aumento de la esperanza media de vida -de uno a cinco años, según las regiones- en todo el mundo durante el último quinquenio. Actualmente, la media mundial es de 65 años: más de 70 en los países desarrollados y menos de 60 en la mayoría de los otros. Se observa ya una «transición epidemiológica» en los países en desarrollo, donde empiezan a ser frecuentes enfermedades antes consideradas propias del mundo desarrollado, como el cáncer, las cardiopatías, los derrames cerebrales o la diabetes.

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