La ley de marihuana no logra detener el narcotráfico

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Montevideo.— Un año después de la legalización de la marihuana en Uruguay, el narcotráfico se mantiene firme y los índices de violencia y crimen –muchas veces ligados a las bandas narcotraficantes– se han disparado. Además, la demanda del producto estatal supera la oferta, mientras que los precios oficiales siguen siendo superiores a los de la mercadería ilegal.

Según el Monitor Cannábico divulgado el pasado mayo por el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca) –organismo creado justamente para la administración de la marihuana legal–, el 54% de los consumidores la adquiere dentro del sistema legalizado, pese a que el volumen disponible continúa insuficiente. Ese porcentaje incluye a consumidores registrados ante el Estado y a otros que no lo están pero acceden al cannabis por medio de personas que sí se encuentran dentro del sistema. Por tanto, la otra mitad de consumidores consigue la droga de forma ilegal.

La investigación reveló también que desde que se inició la venta regulada en julio de 2017 se comercializaron 150.000 sobres de 5 gramos de droga, lo que equivale a 553 paquetes de marihuana por día y a la canalización de 752 kilogramos de este producto. Aunque cabe esperar que esos números hayan aumentado algo en estos dos últimos meses.

De venta en farmacias

Los grupos criminales vinculados al tráfico de drogas causan ahora seis de cada diez homicidios, el doble que en 2012

En Uruguay existen tres formas de acceder al cannabis pasando por el sistema regulado y registrado por el Estado: el autocultivo –con un máximo de seis plantas por hogar–, el cultivo en cooperativas o clubes, y la compra en farmacias de hasta 40 gramos mensuales. Los consumidores disponen de cuatro variedades del producto que se vende en farmacias en paquetes sellados de 5 gramos, a un valor de aproximadamente 1,40 dólares el gramo.

Al cabo de un año, se han registrado más de 25.000 personas para comprar la droga en las farmacias, pero se está lejos de las 60.000 que esperaba el gobierno antes de lanzar el proyecto. Cuando recién empezó la venta había 4.959 usuarios anotados.

También hay cerca de 9.000 autocultivadores y 90 clubes de membresía inscritos en el sistema del Ircca. Estas cifras también aumentaron, ya que en julio de 2017 eran 6.948 autocultivadores y 63 clubes.

Las autoridades calculan que hay 147.000 personas que consumen al menos una vez al año cannabis en Uruguay. Según un estudio francés presentado el año pasado, el consumo de marihuana aumentó a partir de la legalización. “Todos los indicadores de consumo han aumentado”, incluso entre los adolescentes, reveló la investigación. No obstante, la mayor suba se dio entre los adultos mayores de 25 años.

Esta legislación llegó de la mano de la presidencia de José Mujica (2010-2015), y se transformó en un caso único a nivel mundial, en el que el Estado administra, cultiva, distribuye y vende el cannabis. Aprobada en 2013, se puso en práctica el 19 de julio de 2017, con el inicio de la venta de la marihuana en 16 farmacias –de un total de 1.200– distribuidas en distintos puntos del país. Hoy los locales se redujeron a 12, debido a que algunos dueños decidieron bajarse de la iniciativa por problemas financieros con los bancos que se negaron a trabajar con estos establecimientos.

Quedan cortos

Las dos empresas que producen para el Estado no alcanzan a suplir la demanda. Esta marihuana estatal se elabora en invernaderos ubicados a unos 50 kilómetros al oeste de Montevideo, bajo fuerte vigilancia de las autoridades. Y no dan abasto.

Después de la legalización ha aumentado el consumo de cannabis, también entre adolescentes

“Hay más demanda que la capacidad productiva que tenemos instalada. Es un desafío que tenemos que atacar”, ha comentado Diego Olivera, secretario de la Junta Nacional de Drogas. Desde el primer día de venta, es habitual observar en las farmacias –en especial en las cinco de la capital– largas colas de usuarios que aguardan por adquirir el producto.

En el primer año se cerró con una distribución de poco más de una tonelada y, según el jerarca, en Uruguay se consumen entre 20 y 25 toneladas anuales de marihuana. De acuerdo a estudios académicos, la cifra es más elevada, en torno a las 30 toneladas. Hoy el sistema legal se encuentra lejos de cosechar esas cifras.

Las dos empresas autorizadas para abastecer a los legales tienen autorización para producir hasta dos toneladas al año, y si se toma al resto de los mecanismos permitidos por el Estado para elaborar cannabis cosechando al máximo, el sistema global debería haber generado 9,3 toneladas en una temporada.

No obstante, los números son bastante menores. Gonzalo Rodríguez, quien antes era accionista de Symbiosis, una de las compañías autorizadas para producir y vender a las farmacias, explicó al diario El Observador que fueron varios los motivos que causaron la baja de producción.

“Antes que nada hay que puntualizar que el cultivo no estaba estabilizado para el clima de Uruguay”, dijo Rodríguez. Afirmó que la importación de semillas se hizo desde Israel, con una genética que no estaba adaptada a la elevada humedad uruguaya. A esto se añaden el problema con los bancos y la deficiente infraestructura de distribución.

Más violencia

El proyecto de Mujica de legalizar la venta de marihuana surgió al calor de unas medidas a favor de la seguridad promulgadas por su gobierno, tras el violento asesinato, en mayo de 2012, de un trabajador de una pizzería de Montevideo por parte de dos delincuentes en el marco de un robo a mano armada.

Pero la iniciativa del expresidente no tomó la línea que esperaba. Si la ley pretendía aplacar el crimen, eso no está sucediendo. Se han expandido los choques entre grupos narcotraficantes más allá de Montevideo –incluso el gobierno ha creado un equipo especial del Ministerio del Interior y la Fiscalía para enfrentar este incremento– y la violencia entre bandas criminales en la capital.

Hay 25.000 personas registadas para comprar marihuana en farmacias y 9.000 que la cultivan para sí, de un total de consumidores estimado en 147.000

Según datos de ese Ministerio, los enfrentamientos entre grupos criminales vinculados al tráfico de drogas representan en la actualidad seis de cada diez homicidios que suceden en el país, cuando en 2012 eran menos de tres de cada diez. En cuanto a las muertes violentas, se alcanzó un récord histórico este semestre al crecer los homicidios un 62% con respecto al mismo período del año pasado.

Al mismo tiempo, ante la disponibilidad de droga legal, los narcotraficantes han diversificado la oferta: con la reducción de la venta de marihuana ha aumentado la venta de la pasta base de cocaína y de la cocaína, en mayor medida.

El mercado que no es legal queda, claro está, en poder de los narcotraficantes, donde los consumidores pueden encontrar una marihuana –como el prensado paraguayo– hasta tres veces más barata. Además, las incautaciones de plantas por parte de la policía se expandieron de 153 en 2012 a 1.926 en 2017.

La regulación del mercado de la marihuana tenía por cometido también alejar a sus consumidores de las bocas –sitios clandestinos de distribución– donde se suele ofrecer pasta base y cocaína. Pero la aplicación ha tenido problemas para llegar a los sectores menos favorecidos y a todos los rincones del país, al ser pocas las farmacias que se sumaron al proyecto.

Por este motivo, el Ircca planteó en noviembre pasado que se permitiera comercios que se dedicaran casi en exclusividad a la venta de marihuana, y que estén dispuestos a trabajar en efectivo por fuera del sistema financiero. Pero ha sido una idea que ha quedado en la nada, por ahora.

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