La higiene, primer problema ecológico del Tercer Mundo

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El 75% de la población tiene ya acceso a agua potable

Uno de los problemas pendientes a finales de siglo sigue siendo el mismo que hace cuatro mil años: asegurar los servicios de saneamiento. Sólo en la India mueren cada año 3,1 millones de personas, en su mayoría niños, a causa de las diarreas que provoca el agua insalubre. Unos 3.000 millones de personas, el 66% de la población del Tercer Mundo (64% a comienzos de la década, según datos de la Organización Mundial de la Salud), no tienen acceso a un retrete y ni siquiera a una modesta letrina.

Los factores del medio ambiente que son de vital interés para ellos no son los que están más en el punto de mira de la atención pública, como el calentamiento global o desaparición de la capa de ozono; son algo tan sencillo como la falta de agua limpia y de higiene. El jabón es barato, pero lavarse las manos es un lujo cuando el agua está a dos horas de camino. Y hervir el agua antes de beberla, una posibilidad que cuesta 4 dólares al mes, gran parte del sueldo en muchos casos.

En muchos barrios de la India, el agua de las cañerías llega a los hogares a través de zanjas. Las cañerías están en la misma zanja que los conductos de aguas residuales. A menudo, las aguas fecales se filtran en las cañerías, en mal estado, se mezclan con el agua limpia y provocan diarreas entre la población. Otras veces, el agua se toma de ríos y arroyos. Parece apta para beber y lavar alimentos, pero ya se ha utilizado para la higiene personal y como vehículo de las aguas residuales. Gran parte de la población sabe que el agua se potabiliza hirviéndola, pero los escasos ingresos les obligan a elegir entre comprar combustible para hervir el agua o cubrir otras necesidades.

Según datos recogidos en International Herald Tribune (10-I-97), en la primera mitad de este decenio, la mayoría de los países del Tercer Mundo han registrado avances en el acceso a agua potable: la proporción ha pasado del 61% de su población al 75%. Y esto ha sido más decisivo para la salud que los antibióticos. Los casos de muerte por diarrea han disminuido con iniciativas como la construcción de pozos, la distribución de sales rehidratantes entre los niños con diarrea y las instrucciones impartidas a la población sobre cómo desinfectar y conservar en buen estado el agua.

Además de las diarreas, el agua malsana desencadena la aparición de otras enfermedades, fáciles de tratar en los países desarrollados pero mortales en muchos países de África y Asia. Según los expertos, la forma de que los gobiernos de estos países reduzcan la mortalidad es proveer a la población de agua limpia en cantidad suficiente, aunque tengan que cobrarles el servicio.

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