El remedio contra el SIDA se ve aún muy lejano

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Los investigadores reunidos en la IX Conferencia Internacional sobre el SIDA, celebrada este mes en Berlín, compartían la sensación de que la lucha contra la enfermedad no permite optimismos prematuros y reconocían que la búsqueda de remedios no se ha llevado con el necesario rigor. La victoria se ve ahora muy lejana, mientras la epidemia sigue progresando: de los 14 millones de infectados que se calcula que existen hoy, a final de siglo se puede pasar a cerca de 40 millones.

El principal motivo de pesimismo en Berlín ha sido el informe «Concorde», hecho público hace dos meses y expuesto con detalle por uno de sus autores, el Prof. Seligmann, en la Conferencia. Este informe, realizado sobre 1.762 pacientes de SIDA de Francia y Gran Bretaña, ha desmentido la eficacia atribuida al AZT, el medicamento utilizado hasta ahora como elemento básico del tratamiento del SIDA. Este fármaco se emplea para retrasar el desarrollo de la enfermedad en los infectados asintomáticos y alargar la vida de los que ya han manifestado el mal. El descubrimiento del AZT fue recibido con gran optimismo hace seis años, y, tras breves ensayos clínicos que dieron resultados esperanzadores, empezó a ser usado sistemáticamente, incluso con recomendación oficial en Estados Unidos.

Pero el informe «Concorde», basado en un experimento que ha durado tres años, revela que los beneficios del AZT son efímeros y, en bastantes casos, dudosos. La administración del fármaco en portadores del virus no retrasa el desarrollo de la enfermedad y aun puede ser perjudicial por la toxicidad del preparado. El AZT, pues, sólo es recomendable para los pacientes con síntomas del SIDA, en los que puede frenar la progresión del mal.

Joep M. Lange, de la Organización Mundial de la Salud, extrajo las lecciones del informe «Concorde». Reconoció que hubo precipitación con el AZT y que esta falta de prudencia se ha debido a las presiones de los laboratorios y de los enfermos. De ahora en adelante, los investigadores han de actuar con más rigor, sin buscar progresos espectaculares que pueden a la postre resultar falsos. «No deberíamos hacer ensayos clínicos sin estudios profundos de patogenia y sin modelos adecuados de virología», dijo Lange.

La necesidad de adoptar un paso más seguro en los estudios, sin ceder a presiones extracientíficas, se manifiesta también en otro hecho: después de la próxima convocatoria, prevista para 1994 en Yokohama (Japón), las Conferencias Internacionales sobre el SIDA serán, como máximo, bienales. Tras la conmoción de la primera década de SIDA, se ha visto que un año es un periodo demasiado corto para hacer balance mundial del progreso de las investigaciones. Es una noticia decepcionante para las organizaciones de activistas, como ACT UP -la más poderosa, nacida en Estados Unidos-, que presionan para que los gobiernos dediquen más dinero a la lucha contra el SIDA y para que su causa no desaparezca de las primeras páginas de los periódicos. Pero los investigadores han concluido que el tema no da para tantas conferencias.

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