Drogas: la prohibición protege

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El diario La Croix (París, 31-VIII-99) publica una entrevista con Robert Ballion, sociólogo, investigador en el CNRS -organismo científico nacional-, especialista en el comportamiento de alumnos de liceos. Comenta las conclusiones de encuestas recientes sobre toxicomanías en centros educativos franceses: confirman que en los últimos diez años los consumidores de drogas son más numerosos y más jóvenes, y consumen más.

«Los alumnos de liceos con conductas desviadas, independientemente de su medio de origen, son jóvenes que sufren un malestar existencial, y presentan una conciencia moral y un autocontrol social muy debilitados. Las encuestas muestran que la prohibición absoluta es el factor que más protege contra las drogas. Al contrario, cuando los padres y los adultos aflojan en la exigencia de prohibiciones, disminuye el control personal en la actuación de los jóvenes y los comportamientos marginales se trivializan».

Baillon confirma la escasa eficacia de las campañas de prevención: «Desde los años 80, se ha generalizado la información en los centros escolares. No ha sido suficiente. Se advierte hoy que no sólo es ineficaz, sino que refuerza el consumo. En el caso del SIDA, ha funcionado la llamada a la razón y al interés bien entendido. En cambio, no da resultados decir a un joven: No debes consumir drogas porque te hace daño. Tres parámetros permiten explicar el fracaso: 1) cuanto más consumen los jóvenes, más minimizan los riesgos; 2) aplican la distinción entre uso, abuso y dependencia, como si se tratase de la bebida: se valora positivamente el uso, que se asocia a placer y convivencia grata; el abuso sería el equivalente de una lamentable borrachera; sólo resulta nefasta la dependencia; y, por supuesto, todo el mundo consume moderadamente; 3) la adolescencia sigue siendo la edad del ‘quiero ver hasta dónde puedo llegar».

Para superar la situación, «urge facilitar la autoestima de los jóvenes, poner en juego sus cualidades personales, llevarles a situaciones de vida y de trabajo en las que no necesiten buscar fuera compensaciones a base de apoyos químicos». Lo esencial es evitar la primera vez: «Es mucho más difícil que una política preventiva basada sobre la información. Esa responsabilidad interpela a cada padre, a cada profesor, a cada adulto con adolescentes a su cargo. Hace falta a la vez informar, escuchar, dar confianza, establecer prohibiciones, y resultar creíble».

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