Cuestión de coherencia

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Mons. James McHugh, obispo de Rockville (Nueva York), ha prohibido a las instituciones católicas de su diócesis que inviten a participar en sus actividades a personas que estén a favor del aborto. El prelado ha comunicado su decisión en una carta a todos los sacerdotes de la diócesis, fechada el 21 de septiembre pasado y reproducida en la revista Catholic World Report (noviembre 2000).

«Ningún cargo público o candidato pro-aborto -dice la carta- será invitado a hablar en organizaciones, escuelas o parroquias católicas, ni siquiera en el caso de que la persona en cuestión no pretenda expresar su postura a favor del aborto. La razón es que sería estúpido y contraproducente prestar una tribuna a quienes aceptan o apoyan el aborto, la eutanasia o la cooperación al suicidio. Además, sería extremadamente equívoco proporcionar a tales personas un medio de difundir sus ideas, incluso respecto a otros temas, porque se podría dar pie a pensar que la Iglesia de algún modo consiente implícitamente el rechazo de la doctrina católica sobre el derecho a la vida por parte de esas personas».

La disposición de Mons. McHugh no se refiere solo a los políticos. «A quienes son partidarios del aborto o se declaran personalmente en contra, pero no están dispuestos a plasmar sus principios morales en su actuación pública, no se les confiarán puestos directivos en las parroquias, organismos u otras entidades católicas de la diócesis, ni podrán ejercer ministerio litúrgico alguno». Asimismo, las entidades diocesanas «no conferirán honores ni privilegios públicos de ningún tipo a tales personas».

Al final de la carta, Mons. McHugh recuerda a sus sacerdotes: «No somos simples ciudadanos privados, sino representantes de la Iglesia católica». Por esa razón, «no se hará desde el púlpito mención alguna, ni a favor ni en contra, de un candidato político». En cambio, el obispo insta a los sacerdotes a que en la predicación alerten a los fieles contra «la cultura de la muerte» y subrayen «la contradicción que supone declararse fiel católico y a la vez rechazar las enseñanzas de la Iglesia».

Tras la decisión del obispo, fueron suspendidos 19 actos organizados por entidades católicas en los que iban a participar candidatos políticos.

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