¿Sexo? No exagere, esto no es Hollywood

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Los norteamericanos tienen una vida sexual menos activa de lo que se pensaba, los índices de fidelidad son relativamente altos y, en consecuencia, resulta bastante improbable que pueda haber una epidemia de SIDA entre los heterosexuales. Estas son algunas de las inesperadas conclusiones que revela el más amplio estudio realizado en Estados Unidos desde el informe Kinsey sobre las prácticas sexuales. El nuevo informe, dirigido por investigadores de la Universidad de Chicago, se titula La organización social de la sexualidad y está creandopolémica por ir en contra de algunos estereotipos.

No hace falta ser sociólogo para advertir que, en las declaraciones sobre la propia conducta sexual, la gente tiende más bien a exagerar o a no decir toda la verdad. Por eso, hay que acoger con reservas las encuestas sobre estas intimidades. Aunque también será discutido, el nuevo estudio ha tomado sus precauciones para realizar lo que se presenta como el «primer estudio global y científicamente preciso» del sexo en EE.UU. Los investigadores seleccionaron aleatoriamente los hogares que iban a componer la muestra y, a su vez, eligieron del mismo modo a quién iban a entrevistar personalmente en esa casa. Al final consiguieron que respondiera el 79% de la muestra elegida, esto es, 3.432 personas representativas de la población de 18 a 59 años.

Según uno de los expertos, el valor científico del estudio está «a años luz por delante del informe Kinsey». De hecho, los expertos siempre han dicho que el famoso informe Kinsey de 1948 y 1953 se basó en una muestra de voluntarios poco representativa, de modo que sus conclusiones no podían extrapolarse a la población general.

El nuevo estudio de 700 páginas, realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Chicago, revela unos datos más acordes con la experiencia corriente. «Lo más sorprendente es lo convencional que es la vida sexual de los norteamericanos», dice el director de la investigación, Robert Michael, decano de la Harris School of Public Policy Studies de la Universidad de Chicago. «A diferencia de lo que uno podría crear por las películas y las novelas, la mayoría de la gente cambia poco de pareja y tiene relaciones sexuales más bien infrecuentes». En definitiva, los resultados, en línea con la experiencia de la mayoría, pueden tranquilizar a los que creían que eran «raros».

Según el estudio, un tercio de los norteamericanos tienen relaciones sexuales una o más veces a la semana, otro tercio pocas veces al mes y otra tercera parte pocas veces al año o nunca.

Aunque el divorcio sea frecuente en Estados Unidos, las declaraciones de los encuestados muestran un índice relativamente alto de fidelidad en el matrimonio: el 75% delos hombres casados y el 85% de las casadas declaran ser fieles a su cónyuge. «El matrimonio es una institución social tan poderosa -escriben los autores- que, por lo general, los casados son parecidos: son fieles a su cónyuge mientras el matrimonio está intacto». Además, las parejas monógamas son las que tienen una vida sexual más activa y las que más felices aseguran ser. Y aunque el número de parejas a lo largo de la vida varía mucho según las personas, la media es de dos en el caso de las mujeres y seis en el de los hombres.

Otra conclusión importante del estudio va en contra de la idea de que el riesgo de SIDA afecta igualmente a todos los grupos, también a los heterosexuales. El estudio afirma que «los contactos sexuales entre grupos no infectados y los infectados son poco frecuentes», y que los heterosexuales que se infectan de este modo tienen pocas parejas, por lo que no cabe esperar que provoquen una epidemia. «Por lo tanto -afirman los autores-, creemos que el SIDA está confinado, y probablemente seguirá estándolo, a los grupos de riesgo en los que empezó: varones homosexuales y drogadictos por vía intravenosa y sus parejas sexuales. Estamos convencidos de que no hay y probablemente no habrá nunca una epidemia de SIDA entre los heterosexuales de este país».

Un dato elocuente es que un tercio de las mujeres jóvenes encuestadas declara que lo que les llevóa tener relaciones sexuales por primera vez fue la presión del ambiente juvenil. Los autores del estudio piensan que este dato tiene implicaciones importantes para evitar los embarazos indeseados de las jóvenes.

La encuesta desmiente también la creencia -propagada por el movimiento gay- de que el 10% dela población es homosexual. En la encuesta, sólo el 2,7% de los hombres y el 1,3% de las mujeres se identifican como homosexual o bisexual, si bien un porcentaje mayor declara haber tenido al menos una experiencia de este tipo desde la pubertad.

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