Militares israelíes rehúsan participar en la represión de la «intifada»

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Más de 60 reservistas del ejército israelí, la mitad de ellos oficiales, han declarado que se niegan a prestar servicio en los territorios ocupados, donde últimamente han crecido en número y contundencia las acciones contra supuestos terroristas y civiles palestinos. En un manifiesto publicado en Yedioth Ahronoth, el diario israelí de mayor difusión, denuncian que las fuerzas militares de ocupación maltratan y humillan a los palestinos. Así, acusan al ejército israelí de abrir fuego contra niños y civiles que no suponían amenaza para los soldados. Denuncias semejantes se han hecho en otras ocasiones (ver servicio 175/00).

Uno de los objetores, el teniente David Zonshein, explica que se ha llegado al límite. «Te piden hacer cosas que no se te deberían pedir: disparar a gente, parar ambulancias, destruir casas en las que no sabes si hay personas viviendo» (Washington Post, 29-I-2002). Zonshein, ingeniero de 28 años, es uno de los dos redactores del manifiesto.

El ejército ha respondido con una declaración en la que subraya la obligatoriedad del servicio militar. Y añade que «los reservistas no pueden elegir qué destinos quieren y qué destinos no quieren». Raanan Gissin, portavoz del primer ministro Ariel Sharon, ha admitido que hay denuncias de abusos por parte del ejército, que deben ser investigadas, pero restó importancia a la postura de los reservistas, diciendo que es «un fenómeno marginal». De todas formas, señala, tal actitud es contraria a los principios de la democracia israelí: «Hay que seguir la regla de la mayoría, y la mayoría ha decidido que este es su gobierno y esta es su política».

La ley israelí obliga a los hombres capaces a servir en el ejército como reservistas hasta los 45 años de edad. Los reservistas tienen que prestar servicio durante unas semanas o más todos los años; además, pueden ser requeridos por el ejército en cualquier momento. Que algunos rehúsen ciertos destinos no es nuevo; lo singular del último caso es que lo hayan hecho tantos a la vez y lo hayan anunciado públicamente. Desde que se desató la segunda intifada en septiembre de 2000, más de 500 israelíes han rechazado prestar servicio militar en los territorios ocupados, incluyendo a pacifistas, reclutas y reservistas. De ese número, cerca de 40 -entre ellos, 12 oficiales de la reserva- han sido condenados a prisión, generalmente por periodos breves. A otros simplemente no se les ha hecho caso o se les ha cambiado a destinos dentro de Israel.

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