Marruecos: los islamistas rechazan un proyecto para la igualdad de la mujer

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«¿Cómo vamos a construir una sociedad civilizada y próspera contra los intereses de las mujeres, que son la mitad de ella?», dijo Mohamed VI, rey de Marruecos desde hace ocho meses, en uno de sus primeros discursos televisados. En consonancia con la preocupación del rey, su gobierno publicó el año pasado un voluminoso informe, titulado «Proyecto nacional para la integración de la mujer en el desarrollo». Algunas de las propuestas ahí contenidas han provocado el rechazo de los islamistas, expresado en una multitudinaria manifestación el último 12 de marzo. Esto ha sido un indicio de la fuerza del islamismo marroquí, que Hassan II, padre del actual monarca, tuvo férreamente controlado.

El informe oficial fue redactado con la colaboración de grupos feministas, organizaciones pro derechos humanos y varios intelectuales. Los motivos de disputa son sus propuestas para reformar la mudawana o código de familia basado en la sharía (ley islámica), que admite, entre otras cosas, la poligamia y el repudio de la esposa. La poligamia es poco común: el año pasado, en la región de Rabat, los tribunales islámicos autorizaron a 150 hombres a tomar nuevas esposas (de un total de 200 solicitudes), según datos obtenidos por Le Monde (10-III-2000). En cambio, los casos de repudio son numerosos y crecen a un 10% anual. Para repudiar a su esposa, el marido no necesita justificarlo: basta que alegue incompatibilidad de caracteres o falta de entendimiento entre las familias; el juez se limita a levantar acta del deseo y establecer la pensión que el hombre ha de pagar a la mujer si tienen hijos. En cambio, la mujer que quiera divorciarse ha de probar malos tratos o abandono prolongado por parte del marido.

El proyecto recomienda suprimir la poligamia y sustituir el repudio por el divorcio judicial, incoable también por las mujeres. También propone que las segundas nupcias dejen de ser motivo para que una mujer pierda la custodia de sus hijos, y elevar de 15 a 18 años la edad mínima para que una joven pueda casarse, a fin de garantizar que no lo hace solo por deseo de su padre. La reforma, además, daría a la mujer los mismos derechos de herencia que a los hombres.

La oposición al proyecto ha sido encabezada por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), islamista, con representación en el Parlamento. El PJD lo considera obra de una minoría que quiere imponer en Marruecos el modelo occidental de familia. «El plan ha sido elaborado por feministas ajenas a la sensibilidad musulmana», ha dicho el diputado y dirigente del partido Mustafá Ramid. Que el proyecto se haya preparado con el apoyo explícito del Banco Mundial no ha ayudado a despejar esta suspicacia.

Los islamistas lograron congregar en Casablanca más de 100.000 personas (en grupos separados de hombres y de mujeres) en una manifestación contra el proyecto. El mismo día se manifestaron en Rabat la mitad de partidarios de la reforma. En vista de la oposición al plan, el gobierno ha decidido retrasarlo, también porque no está seguro de tener mayoría en el Parlamento para aprobar los cambios a la mudawana. Ha creado, pues, una comisión -en la que estarán representados los islamistas- que deberá buscar un compromiso.

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