La UNESCO prepara una declaración sobre biotecnología

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En noviembre de 1997, la UNESCO hará pública su primera declaración sobre Biotecnología. El texto del anteproyecto -que acaba de ser remitido a los 185 Estados miembros- se centra sobre la investigación en genética humana y sus implicaciones sobre los derechos de las personas.

El anteproyecto de la Declaración ha sido preparado por Noëlle Lenoir, que preside el Comité de Bioética de la UNESCO desde 1992. Está previsto que los días 22 y 23 de julio, en París, un comité de expertos gubernamentales redacte el documento definitivo, que la UNESCO hará público en noviembre, durante su próxima Conferencia Internacional.

Se trata del primer texto sobre biotecnología de carácter internacional, no limitado a Europa (el Consejo de Europa trabaja desde hace años en la Convención europea de Bioética y se prevé que sea firmada en Asturias el próximo 4 de abril). Por el carácter internacional del texto se explica que pretenda asentar algunos principios universales. Pero también por eso la declaración es vaga en algunos aspectos, como ha reconocido la propia Noëlle Lenoir durante la rueda de prensa que ofreció la semana pasada durante una visita a Madrid.

En la declaración destacan tres principios, a saber: que la persona humana y su dignidad es el valor que prevalece sobre cualquier tipo de avances científicos y tecnológicos; el principio de no discriminación por motivos genéticos y el rechazo del determinismo genético; y el reconocimiento de la investigación científica como libertad fundamental del hombre.

No hay en el anteproyecto un pronunciamiento explícito sobre la investigación del embrión humano; se manifiesta contrario a las manipulaciones genéticas, y no descarta la manipulación de células germinales con fines terapéuticos. Sobre el consentimiento de la persona para la investigación científica, ha habido dificultades para llegar a un acuerdo. Al final se ha admitido que los representantes familiares «o del grupo» puedan decidir por la persona sobre la que que se va a experimentar, «siempre que se defiendan los intereses superiores del paciente».

Respecto de las pruebas genéticas, que se van comercializando a gran velocidad en Estados Unidos, el borrador deja en suspenso el uso de tales pruebas por parte de las empresas y compañías de seguros. No obstante, se declara a favor de la estricta confidencialidad y se opone al reduccionismo genético en dos sentidos: el que interpreta los resultados de las pruebas genéticas contra la dignidad de las persona y el que explica ciertos comportamientos -como la violencia- con el solo fundamento de los genes.

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