Hacer los deberes, camino hacia el éxito

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En los debates para mejorar la calidad de la enseñanza se tiende a discutir sobre dinero, programas, nuevos profesores, horarios de clase… Muchas veces se olvida la importancia de los deberes que los estudiantes hacen en casa al volver de la escuela. Las últimas investigaciones reafirman que son el mejor antídoto contra el fracaso escolar.

Todavía a finales de los años 60 bastantes teóricos de la docencia consideraban nocivo para los estudiantes jóvenes llevar trabajo del colegio a casa. Pero un creciente número de investigaciones desmiente estos supuestos. The Economist comenta un estudio británico que relaciona el tiempo dedicado a hacer tareas en casa por alumnos de 14 años de diversos países y los resultados que obtuvieron en una prueba común de ciencias.

Los tres mejores países (Hungría, Japón y Holanda) son aquellos cuyos alumnos dedican, por promedio, más tiempo a realizar deberes en casa: unas ocho y nueve horas semanales. Del total de once países representados, entre los siete mejores figuran los cinco con alumnos más atareados, y, al contrario, entre los cuatro peores, tres países cuyos alumnos trabajan menos en casa.

En Gran Bretaña, otro estudio concluyó que los estudiantes que dedicaban más de 75 minutos diarios al trabajo personal obtenían resultados superiores en un tercio a los de niños que invertían menos de media hora.

Puede pensarse que el éxito deriva más de la buena posición familiar o de las dotes del alumno que de su trabajo; pero también hay investigaciones que consideran las tareas escolares como el mejor nivelador hacia arriba de las diferencias. En un estudio sobre los alumnos de escuelas secundarias subvencionadas en Gran Bretaña, dos especialistas en educación concluyeron que los niños de familias de padres obreros que dedicaban una hora diaria o más a los deberes, lograban los mismos resultados que los alumnos de clases medias; mientras que, entre los alumnos que trabajaban menos en casa, las diferencias sociales eran más agudas.

Otro factor que ha de tenerse en cuenta es que, a falta de tareas de la escuela, en casa los niños se pegan al televisor. En muchos países occidentales pasan más tiempo diario ante el televisor que resolviendo las tareas del colegio.

En el caso norteamericano, el problema de la calidad de las escuelas es reconocido y grave. También está comprobado que, poco antes de entrar a la universidad, un alumno estadounidense medio dedica a las tareas del colegio a lo largo de la semana el mismo tiempo que un estudiante similar japonés invierte diariamente.

Por eso, The Economist se atreve a opinar en un editorial que la palabra «homework» es la solución más sencilla de los problemas educativos norteamericanos.

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