Finlandia y Asia del Este, los primeros de la clase

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Finlandia, Corea, Japón y Hong Kong se reparten los primeros puestos en el nuevo informe PISA que compara los conocimientos en matemáticas y ciencias de los jóvenes de 15 años de 40 países, la mayoría de la OCDE. Finlandia revalida así el liderazgo que obtuvo en el informe PISA de 2000, centrado en la lectura (cfr. servicio 171/01), mientras que la posición relativa de la mayoría de los otros países apenas ha variado.

Más de 250.000 alumnos de 40 países (29 de la OCDE y otros) han tomado parte en este estudio, el segundo que se realiza cada tres años en el marco del programa PISA. El de 2003 se ha centrado sobre todo en la utilización de las matemáticas para realizar tareas de la vida cotidiana, pero también ha valorado los conocimientos en ciencias y en lectura. Los alumnos fueron sometidos a pruebas escritas durante dos horas en sus propias escuelas.

España se coloca en el puesto 26, en el tercio inferior de la clasificación de 40 países. Respecto a los resultados del informe PISA de hace tres años, los alumnos españoles han mejorado sus resultados en matemáticas, pero bajan en lectura. Sin embargo, aumenta el porcentaje de alumnos españoles que no alcanzan el nivel mínimo en matemáticas (23%) y en lectura (21%). También es llamativo que solo el 1% de los estudiantes españoles obtenga la mejor calificación, mientras que la media de la OCDE es el 4%.

En conjunto, los países ricos tienden a obtener mejores resultados que los menos desarrollados, pero hay excepciones: la renta nacional de Corea es un 30% inferior a la media de la OCDE, pero sus alumnos figuran en los primeros puestos. Tampoco es indispensable gastar mucho para tener éxito: el gasto por alumno de secundaria en países como Finlandia, Corea, Holanda, Japón, Canadá y Chequia, está por debajo de la media de la OCDE (6.688 dólares en 2001); mientras que otros (Francia, Austria, Italia, Dinamarca, Estados Unidos) gastan más que la media sin que sus alumnos destaquen. España gasta menos de la media (5.442 dólares), con una pobre relación calidad-precio.

El informe estudia también las variaciones de los resultados según el nivel socioeconómico y el sexo. Los alumnos cuyos padres tienen un empleo bien remunerado, o un buen nivel de instrucción y disponen de más recursos «culturales» en casa, tienen, como media, mejores resultados en todos los países. Sin embargo, algunos países (Australia, Canadá, Finlandia, Japón) se distinguen tanto por lograr buenos resultados como por un grado elevado de igualdad de oportunidades para la educación.

En cuanto a las diferencias por sexo, las chicas aventajan a los chicos en la lectura, en todos los países. En cambio, en matemáticas, los chicos son más numerosos entre los mejores alumnos, lo que se traduce en que, como media, los chicos estén ligeramente por delante de las chicas. Entre los peores alumnos, chicos y chicas se reparten por igual. En el conjunto de los países, los alumnos de ambos sexos muestran menos interés por las matemáticas que por la lectura, y las chicas declaran sistemáticamente su menor interés por las matemáticas. Sin embargo, la gran mayoría de los alumnos piensan que el estudio de las matemáticas les será útil en el futuro.

El informe advierte también una variación sensible de éxito según las escuelas. Dado que en algunos países los alumnos se reparten entre las escuelas según los resultados obtenidos en niveles anteriores, las diferencias observadas entre centros se deben en algunos casos a factores inherentes al sistema. En los países que tienen un sistema muy estratificado con una selección precoz, puede darse una sensible desigualdad de oportunidades educativas según categorías socioeconómicas.

Muchos se preguntan cuál es la razón del éxito escolar de Finlandia, un país cuyo gasto por alumno de secundaria (6.537 dólares en 2001) está por debajo de la media de la OCDE y donde el número de alumnos por clase se acerca a menudo a los 30 (cfr. servicio 52/04). Aunque los niños suelen ir a la guardería desde que tienen un año, empiezan tarde la escuela y la enseñanza preescolar es optativa para los de seis años. Pero, aunque al principio están más atrasados que los alumnos de otros países, pronto recuperan la distancia y luego les superan.

Los expertos atribuyen el éxito, en primer lugar, a la calidad y al prestigio social del profesorado, con una fuerte selección en su preparación. También hay que tener en cuenta que la población de Finlandia es pequeña, homogénea y acomodada. Otro factor distintivo y exportable es la flexibilidad de la enseñanza: mientras se atengan al curriculum nacional, las escuelas son libres para enseñar del modo que prefieran.

Una razón del predominio de Finlandia en la lectura es que resulta fácil aprender a leer en finés, y se cuidan mucho las actividades como leer a los niños y contarles cuentos. Allí la televisión no es una alternativa a la lectura sino una ayuda: los niños crecen viendo programas y películas en muchos casos en inglés, porque nada se dobla, y así leen los subtítulos mientras ven televisión. También se familiarizan con el inglés, que deben aprender junto con el sueco, que es obligatorio.

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