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El editor Leonardo Mondadori relata su conversión en un libro-entrevista con Vittorio Messori

publicado
DURACIÓN LECTURA: 2min.

No es frecuente que una figura de la jet society hable en público de cuestiones espirituales; menos aún, que cuente su conversión. Pero lo que resulta aun más extraordinario es que detrás de todo no haya ningún episodio extraordinario (sobrevivir a una catástrofe, etc.), sino un proceso que le ha hecho redescubrir, con la fe, los sacramentos, la oración, la dirección espiritual, la castidad… Todo ello a los 55 años y después de muchas peripecias personales, entre las que figuran dos divorcios.

El cambio empezó en 1992 y no fue causado tampoco por la aprensión ante ninguna enfermedad. Leonardo Mondadori, presidente del mayor grupo editorial italiano, inició su conversión al catolicismo cuando su empresa se disponía a publicar Camino, en el año de la beatificación de su autor, Josemaría Escrivá de Balaguer. Con este motivo entró en contacto con algunos miembros del Opus Dei, y lentamente se produjo la conversión.

Ahora, diez años después, ha decidido que valía la pena dar a conocer a otros un itinerario del que destaca sobre todo la alegría de vivir («¿te han hecho la cirugía plástica?», le preguntó perpleja su primera mujer, a la vista de su sonrisa). Y lo pensaba hacer por medio de un prontuario que diera respuesta a las objeciones más frecuentes que las personas de su ambiente suelen poner a la fe. Pero cuando envió el borrador del libro a Vittorio Messori, para conocer su parecer, el escritor le sugirió que lo mejor era simplemente que contara su experiencia. «Como dice Evagrio Pontico, un monje del siglo IV, a una teoría se le puede contraponer otra teoría, pero ¿quién puede contradecir a una vida?». Y así surgió el libro Conversione. Una storia personale, firmado por ambos y publicado por la propia editorial Mondadori.

Una de las cosas que más llama la atención del libro, en el que Messori hace de cronista, intercalando también su propia experiencia personal de converso, es precisamente la fuerza de la experiencia vivida. Algo que se hace particularmente evidente cuando Mondadori habla del matrimonio, del divorcio y de su vida de divorciado, y subraya sin empacho, «basándome en lo que he padecido y he hecho padecer, la sabiduría de la doctrina de la Iglesia» sobre el matrimonio. O cuando relata la serenidad con la que vivió la intervención quirúrgica, en 1998, para la extirpación -con éxito- de un tumor en el tiroides, y actualmente el tratamiento de un carcinoma de páncreas y de hígado («de muy lenta evolución», precisa). También es significativo su descubrimiento del sacramento de la Penitencia, considerado como una fuente de alegría y de paz interior. El motivo por el que ha querido hacer públicos esos aspectos de su intimidad, a pesar de los comentarios sarcásticos que tal vez pueda producir, es la constatación de que en el Evangelio se encuentran las verdaderas «instrucciones de uso» para el hombre. «Habré logrado mi objetivo solo con que uno de los lectores encuentre en las páginas del libro un poco de luz».

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