Deshonestos abusos periodísticos

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Una crónica publicada en ABC (Madrid, 2-III-94) por su corresponsal en Washington, Pedro Rodríguez, comenta cómo han recogido los medios de comunicación la noticia de la exoneración del Card. Bernardin, acusado de abusos sexuales por un ex seminarista.

La prensa norteamericana ha demostrado ayer su doble rasero en el tratamiento informativo que se depara a la Iglesia católica en Estados Unidos. La retirada de una infundada denuncia contra el cardenal de Chicago ha recibido una cobertura ínfima en comparación con la atención que recibió su presunta relación con un caso de abusos deshonestos. Aunque el cardenal se mantiene como un destacado líder religioso, el daño resulta evidente.

Entrevistas exclusivas con el denunciante enfermo de SIDA, despliegues de varias páginas, opiniones de expertos, editoriales, estadísticas comparativas. Todo ese despliegue que los lectores de la prensa norteamericana pudieron contemplar cuando el cardenal de Chicago fue acusado de abusos deshonestos hace cuatro meses, ha desaparecido ayer con informaciones de aliño y cobertura secundaria. Pese a su completa inocencia, Joseph Bernardin ha estado en la picota pública hasta ayer mismo.

Su acusador, Stephen Cook, ha indicado que su denuncia fue producto de la hipnosis a que fue sometido por un psicoterapeuta de California. Cook, a sus treinta y cuatro años, vive en Filadelfia con los primeros síntomas ya desarrollados del SIDA y solicitaba en la demanda civil desestimada ayer un total de 10 millones de dólares, unos 1.400 millones de pesetas, en concepto de compensación por supuestos abusos sexuales experimentados durante su breve paso por un seminario en Cincinnati.

En una inmediata comparecencia pública, el arzobispo de Chicago ha manifestado que «la experiencia de horror sufrida en los últimos meses ha sido muy dolorosa, muy dolorosa. He sido totalmente humillado por el ataque público contra mi persona. Ahora tengo una enorme simpatía hacia aquellos que han sido falsamente acusados. Pero esta experiencia también ha reforzado mi decisión de ayudar a las víctimas de los abusos sexuales y hacer todo lo que esté en mi poder para erradicar las causas de estas prácticas». El cardenal ha indicado que su principal preocupación en este tiempo ha sido «el juicio casi instantáneo de algunos, incluso antes de que tuviera ocasión de responder a las acusaciones».

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