Ayuda médica para resolver conflictos familiares

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Cualquier conflicto familiar -desde una crisis conyugal a la enfermedad de un hijo- puede afrontarse de un modo que sirva para unir o separar a la familia. Una de las iniciativas puestas en marcha en el ámbito médico para ayudar a las familias en estos conflictos es la Unidad de Diagnóstico y Terapia Familiar dentro del Departamento de Psiquiatría y Psicología de la Clínica Universitaria de Navarra.

Sus intervenciones se apoyan en una investigación previa personalizada. No se trata ya de la mediación de un experto, sino de ofrecer un diagnóstico, con las aportaciones de diversos especialistas, para superar el conflicto planteado.

La Unidad de Terapia Familiar, como se la conoce normalmente, se ocupa de problemas conyugales, pero no se reduce a eso; también aborda los conflictos que afectan a la familia en su conjunto, como los derivados de la enfermedad de un hijo adolescente o de un miembro que sufre una enfermedad crónica o de tratamiento de larga duración, como los trastornos neurológicos o el cáncer. «Hay enfermedades que en lugar de unir, pueden separar, si falta información o ayuda para hacerles frente», afirma Maribel Beunza, supervisora de enfermería de la Unidad. Por eso, la terapia recomendada no solo se dirige al marido o a la esposa, sino que se propone a todos los miembros de la unidad familiar.

«En el caso de los problemas conyugales, la experiencia demuestra que ‘querer’ resolver el conflicto representa ya la base del éxito», asegura Beunza. Querer es poder, aunque no se sepa bien cómo hacerlo. Pero también es fundamental, según esta experta, que haya coincidencia en los cónyuges, es decir, que al acudir a la Unidad para solicitar una terapia, ambos estén decididos a afrontar el diagnóstico externo y a poner en marcha las recomendaciones.

Los primeros pasos de este proyecto comenzaron hace ahora cinco años, cuando se alcanzó un acuerdo entre la Clínica Universitaria y el Instituto de Ciencias de la Familia de la misma Universidad para poner en marcha la investigación inicial. La dinámica familiar se analiza a partir de entrevistas familiares e individuales; escalas o cuestionarios, y mediante la elaboración -en los casos necesarios- del genograma familiar: un tipo de árbol genealógico de tres generaciones, que pemite detectar posibles patrones familiares recurrentes entre los antepasados, como ciertas enfermedades psiquiátricas, conductas agresivas, malos tratos, etc.

Una de los elementos de evaluación que más luz arroja para la resolución de los conflictos es la prueba de comunicación: se graba una conversación familiar, a partir de un tema supuesto, que se somete posteriormente a codificación y estudio. Este instrumento, muy utilizado en Estados Unidos, permite descubrir las actitudes que priman en el diálogo: agresividad, asertividad, etc. y, a partir de la información recogida, proponer pautas para reaprender a comunicarse.

Pese a la profundidad del análisis, la experiencia demuestra que, una vez que el equipo médico alcanza el diagnóstico, el conflicto puede entrar en vías de solución con cinco o seis sesiones de aplicación de la terapia recomendada, para la que ya puede elegirse, si se desea, un profesional de la ciudad de origen, con el que la Unidad de la Clínica se pone en contacto.

M. Ángeles Burguera

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