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La Cruz Roja llama la atención sobre la dramática situación en Gaza

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El pasado marzo en una conferencia celebrada en Egipto la comunidad internacional se comprometió a dedicar 4.500 millones de dólares para la reconstrucción de Gaza, asolada por la operación militar de Israel de hace seis meses. Pero la reconstrucción tropieza con el bloqueo israelí, que solo permite las importaciones con cuentagotas. El Comité Internacional de la Cruz Roja (ICRC) acaba de publicar un informe que describe la dramática situación de 1,5 millones de personas atrapadas en la franja.

La franja de Gaza está cortada del mundo exterior. Incluso antes de las últimas hostilidades, Israel había impuesto ya severas restricciones al movimiento de mercancías y de personas, para castigar a la población que había votado a Hamás. Seis meses después de la última guerra, escribe la Cruz Roja, “las restricciones a la importación están haciendo imposible que los habitantes de Gaza reconstruyan sus vidas. La cantidad de mercancías que entran en Gaza ha caído por debajo de la necesaria para satisfacer las necesidades de la población. En mayo de 2009, solo 2.662 camiones de mercancías entraron en Gaza desde Israel, casi un 80% menos que los 11.392 camiones que entraron en abril de 2007, antes de que Hamás tomara el poder en el territorio”.

Reparaciones de emergencia han hecho posible restaurar el suministro de agua y el saneamiento, al nivel insatisfactorio de antes de las operaciones militares. Por los escapes del sistema de distribución, la falta de motores para elevar el agua hacia los depósitos y otros problemas, miles de hogares solo tienen asegurado el acceso al agua en ciertos días.

La Cruz Roja ha conseguido reparar algunas infraestructuras con materiales reciclados, para mejorar una planta de tratamiento de aguas residuales que da servicio a 175.000 personas en Rafah. Sin embargo, advierte que otras reparaciones “son urgentemente necesarias”. “El hecho de que los servicios de saneamiento y de provisión de aguas pueden colapsarse en cualquier momento evoca el espectro de una crisis importante de salud pública”, advierte el informe.

Su conclusión en este aspecto es que “el único medio de superar la crisis es levantar las restricciones a la importación de piezas de recambio, de tuberías y de materiales de construcción como cemento y acero, para que las viviendas puedan ser reconstruidas y las infraestructuras vitales mantenidas y mejoradas”.

Atención sanitaria en crisis

El informe asegura que pacientes que sufren enfermedades graves no pueden recibir la atención que necesitan, porque el sistema sanitario de Gaza no puede proporcionársela o porque las autoridades israelíes demoran el permiso para que vayan a recibirla fuera de la franja.

Los problemas sanitarios en Gaza están politizados y los pacientes se ven a menudo envueltos en un laberinto burocrático. La cooperación entre las autoridades sanitarias palestinas de Cisjordania y de Gaza es difícil. Los complejos y lentos procedimientos de importación de Israel hacen dificultoso el aprovisionamiento regular de productos sanitarios básicos. El ICRC dice que tiene que esperar hasta cinco meses para importar equipamiento médico para los quirófanos. La mayoría de los aparatos médicos de los hospitales son inseguros y necesitan reparación.

A consecuencia de estas dificultades, “algunos pacientes, incluidos enfermos de cáncer o con problemas de riñón, no siempre reciben las medicinas que necesitan”. Unas 100-150 personas, que perdieron extremidades durante la incursión militar israelí, están todavía a la espera de que se les implante una prótesis.

El informe del ICRC pide que a los pacientes gravemente enfermos se les permita una salida pronta y segura de Gaza para que puedan ser atendidos fuera; asimismo reclama que se permita la importación de medicinas y piezas de recambio “sin demoras y en cantidades suficientes para garantizar los servicios sanitarios básicos de la población”.

Una economía estrangulada

Una de las más graves consecuencias del bloqueo de Gaza es el paro, que alcanza al 44%, con una pérdida de 70.000 empleos desde junio de 2007. La exportación de productos hacia Israel y Cisjordania se ha hecho prácticamente imposible.

El resultado es que el 70% de la población vive en la pobreza, “con ingresos mensuales de menos de 250 dólares por familia de 7 a 9 miembros” (excluido el valor de la ayuda humanitaria que puedan recibir). Un 40% de las familias tienen un ingreso mensual de menos de 120 dólares. Muchos de los más pobres ya no tienen ahorros, han vendido muebles y utensilios de trabajo. “El declive del nivel de vida afectará a la salud y al bienestar de la población a largo plazo, y los más afectados serán los niños, que constituyen más de la mitad de la población de Gaza”.

Para el ICRC, “la alarmante pobreza de Gaza está directamente relacionada con el cerco impuesto al territorio”, por lo que pide que se permita a las empresas locales la importación de las materias primas que necesitan para trabajar y la exportación de sus productos.

Bloqueo por tierra y por mar

La agricultura de la franja, en la que trabajaba un cuarto de la población, ha perdido las exportaciones de fresas, tomates y flores a Israel y a Europa, que solían ser una importante fuente de ingresos.

Durante la invasión el ejército israelí arrancó miles de limoneros, olivos y palmeras, incluidos muchos que estaban lejos de la frontera. También destruyó sistemas de riego, fuentes e invernaderos.

Israel ha creado una zona tapón en la frontera que se extiende hasta un kilómetro hacia el interior de Gaza, a la que no deja acercarse. Al menos un 30% de la tierra arable se incluye en esta zona, con lo que muchos agricultores no tienen acceso a parte de sus tierras o “corren el riesgo de que les disparen cuando tratan de alcanzar sus tierras”.

Las restricciones de movimientos impuestas por Israel afectan también al mar. El pasado enero, dice el informe, el área en la que Israel permite la pesca fue reducida de seis a tres millas marítimas, limitando así la posibilidad de capturas. Los peces más grandes y las sardinas, que constituían el 70% de las capturas, se encuentran en su mayor parte fuera de la zona de tres millas.

Atrapados en la desesperación

Como Israel ha cerrado los puntos de cruce de las fronteras, los habitantes de Gaza apenas tienen oportunidades de contactar con sus familiares de fuera o salir para recibir mejor educación. A menudo a los estudiantes que han conseguido una beca para estudiar fuera no se les deja abandonar Gaza.

A las familias que tienen algún pariente detenido en Israel no se les permite ir a visitarlo. Desde junio de 2007, Israel suspendió el programa de visitas organizado por la Cruz Roja.

En conclusión, el ICRC subraya que la legítima preocupación de Israel por su seguridad debe ser compatible con el derecho de la población de Gaza a llevar una vida normal. Recuerda que, según las normas humanitarias internacionales, Israel tiene la obligación de asegurar que se cubran las necesidades básicas de alimentación, vivienda, agua y suministros médicos.

“Una vez más el ICRC pide que se levanten las restricciones al movimiento de personas y bienes como primera y más urgente medida para acabar con el aislamiento de Gaza y permitir a sus habitantes que rehagan sus vidas”.

El ICRC sostiene que la acción humanitaria no puede ser un sustitutivo de los acuerdos políticos en la zona. “Solo un proceso político honesto y valiente en el que estén involucrados los Estados, las autoridades políticas y los grupos armados afectados puede curar las heridas de Gaza y dar una vida digna a su pueblo”.

Separados de Cisjordania

La política israelí de acentuar la separación entre Gaza y Cisjordania se ha endurecido aún más desde el pasado marzo con nuevas reglas que hacen prácticamente imposible que un habitante de Gaza se traslade a Cisjordania aunque sea por reagrupación familiar o por razones humanitarias.

Según informa Le Monde (2-07-09), para que esto sea posible es necesario que ni el demandante ni la familia de acogida hayan tenido ningún problema con los servicios de seguridad; los casos susceptibles de ser atendidos solo se refieren al parentesco en primer grado y solo por razones médicas. El interesado debe tener menos de 16 años o más de 65. El permiso será concedido por seis meses renovables una vez, y después sometido cada año siguiente a una nueva autorización.

Las autoridades israelíes, encargadas oficialmente de llevar el registro civil de la población palestina en los territorios ocupados, no han puesto al día los cambios de residencia desde septiembre de 2000, comienzo de la segunda intifada. En consecuencia, numerosos palestinos que viven en Cisjordania pero han nacido en Gaza son susceptibles de ser reenviados a este territorio.

Dos ONG israelíes, Gisha y Hamoked, que defienden también los derechos de los palestinos, han recurrido a los tribunales para denunciar la situación.

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NOTAS

Vel el informe completo.

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