7/10Valoración

Marcial Maciel: El lobo de Dios

PRODUCCIÓN México - 2025

DIRECCIÓN

GÉNEROS

PÚBLICOAdultos

contenidos

Ritmo : ⚪⚫⚫
Violencia: ⚪⚪⚫

ESTRENO14/08/2025

EPISODIOS4 capítulos de 45 min.

PLATAFORMAS

El 19 de mayo de 2006 Benedicto XVI apartó oficialmente de la vida pública al fundador de los legionarios de Cristo, Marcial Maciel Degollado. Se cerraba así -en parte- una larga investigación, décadas de denuncias y uno de los casos más escandalosos de abusos en el seno de la iglesia católica.

La docuserie que ha estrenado HBO Max es una recopilación periodística de algunos de los hitos de este escándalo. En cuatro capítulos de aproximadamente 45 minutos se recorre la vida de Maciel, desde los abusos que sufrió en su infancia, hasta su errático paso por el seminario, hasta sus últimos días en los que, según los testigos, se negó a recibir la confesión. Entre uno y otro momento, se narran las millonarias donaciones que recibió, su amistad con cardenales y papas, su cuádruple vida –Maciel fue a la vez fundador de una congregación religiosa, padre de familia en México y España y turista sexual en Tailandia– y, sobre todo, sus abusos a menores. 

Es este el capítulo más doloroso y más duro de una serie a la que hay que agradecer su tono casi siempre contenido e informativo. En la docuserie intervienen tres exlegionarios que fueron abusados por Maciel y los primeros en denunciarlo. Los testimonios, que evitan recrearse en los aspectos más morbosos, son –con todo– espeluznantes. 

Además, la docuserie se apoya en las declaraciones de algunos periodistas que han seguido el tema desde hace décadas. Es interesante porque, como sucede en Spotlight, queda muy claro en el reportaje la importancia que ha tenido el periodismo de investigación para terminar de esclarecer la verdad en un caso bastante complejo, porque Maciel creó alrededor de su persona una férrea estructura de silencio y un relato de culto al líder que calló a algunos y cegó a casi todos los demás.

Una serie sobre Maciel…, no sobre la Legión

Frente a otros reportajes recientes que muestran un acusado sesgo antirreligioso y falta de rigor informativo, El lobo de Dios es un producto más serio. En primer lugar, porque lo que se cuenta lleva detrás una abundante documentación y está archiprobado: ha sido el propio Vaticano el que manifestó que “los comportamientos inmorales de Maciel son auténticos delitos y manifiestan una vida carente de escrúpulos y de genuino sentimiento religioso”. En segundo lugar, porque el foco informativo también es muy claro. Es un documental sobre Maciel, ni sobre la Legión de Cristo ni sobre la Iglesia católica. El productor de la serie, Sebastián Gamba, lo ha dejado claro: “No se trata de hablar sobre la fe, creo que la religión católica para los que la viven es algo maravilloso, se trata de mostrar a lo que puede llegar la naturaleza humana y mostrarlo personalizado en alguien que cometió todos los abusos que tenía en su mano”.

Se entiende, de todas formas, las quejas de algunos legionarios que han echado de menos tener un poco más de voz y representación en el documental. Quizás ampliar un poco el foco y mostrar cómo los legionarios han abordado este drama hubiera añadido valor informativo al reportaje.

El papel de Juan Pablo II

El otro tema controvertido es el papel de San Juan Pablo II en este caso. El documental da por sentado que hubo encubrimiento por parte del pontífice polaco apoyándose en la supuesta amistad que tuvo con Marcial Maciel y los numerosos gestos positivos hacia la Legión, aunque también se señalan las maniobras que, desde el inicio, urdió el fundador de los legionarios para tener el favor de los Papas. 

La realidad es que esta espinosa cuestión no tiene una respuesta tan sencilla. La vaticanista mexicana Valentina Alazraki -que conoce de cerca el caso- ha publicado, a raíz de la docuserie, un interesante comentario en el que aporta datos, nombres y reflexiones. En resumen, Alazraki sostiene que hubo muchos factores que impidieron a san Juan Pablo II ver la realidad que rodeaba a Maciel, entre otros, su alta concepción del sacerdocio y haber vivido en un régimen –el comunista– que tenía por costumbre acusar falsamente a los sacerdotes de abusos. Pero también señala que se encontró con una red de encubrimiento dentro del Vaticano orquestada por personas concretas que hizo que algunas informaciones no llegaran al Papa hasta muy tarde. Añade Alazraki varios fragmentos de entrevistas sobre el tema, entre otras, una al Papa Francisco, que señala que se escandalizó cuando conoció el caso, que Maciel era una persona muy enferma y que, personalmente, agradecía al Papa san Juan Pablo II haber dado luz verde a la investigación y al Papa Benedicto XVI haberla concluido.

En definitiva, un documental muy doloroso, en primer lugar para las víctimas directas y también para todos los católicos, pero serio y ponderado. Un producto notable desde el punto de vista periodístico.

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