El 30 de septiembre de 2003, un empresario chileno, Claudio Spiniak, fue detenido, acusado de formar parte de una red de pederastia. Empezaba así un caso con una gran repercusión política y mediática. Sobre todo, mediática. Cuando terminó el proceso, las principales cabeceras chilenas tuvieron que entonar, de una manera o de otra, el mea culpa. Un mea culpa que, en algún caso, terminó con el relevo de la dirección de un periódico o incluso con el cambio de nombre de la publicación.
El chileno Fernando Guzzoni parte de este caso real, centrándose en el papel de la llamada testigo clave, Gemita Bueno en la realidad, Blanquita en la película. Apoyada por el entonces sacerdote católico José Luis Artiagoitía, que dirigía un centro de acogida donde vivía la joven, Gemita denunció a dos senadores de estar involucrados en la red de Spiniak. Guzzoni es muy consciente de estar tratando un caso real y muy conocido en Chile, donde todo el mundo sabe que tanto Bueno como Artiagoitía terminaron condenados a cuatro años de cárcel por falso testimonio. Por eso dirige el suspense, no a los hechos, sino a la psicología de los personajes, a sus respectivos arcos de transformación, a las consecuencias de sus acciones, e incluso a las motivaciones –más o menos nobles, más o menos confusas, según el caso– de cada uno de ellos. Y aprovecha lo complejo y retorcido del caso para –a través de licencias de ficción– denunciar los turbios manejos de las instituciones políticas, jurídicas y mediáticas.
Es quizás este el aspecto más discutible: la mezcla de realidad y ficción en una película con una base documental tan sólida. Además de por las cuestiones éticas que siempre rodean este tipo de producciones –hasta qué punto se puede alterar la realidad en la pantalla–, la película no necesitaba este tipo de licencias para ser absorbente. Guzzoni consigue una atmósfera oscura y asfixiante que rema absolutamente a favor de la historia y puede presumir de un casting sobresaliente liderado por la joven actriz chilena Laura López, que compone un complejísimo e inquietante personaje.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta
