La Guerra Fría. Una breve introducción

Alianza. Madrid (2009). 299 págs. 10,25 €. Traducción: Carmen Criado Fernández.

TÍTULO ORIGINALThe Cold War. A Very Short Introduction

Los últimos años han sido especialmente fructíferos para la producción histórica acerca de la Guerra Fría, el largo conflicto que enfrentó a los bloques soviético y norteamericano en la segunda mitad del siglo XX. Lógicamente, fue la desaparición de la Unión Soviética y el final del enfrentamiento una de las causas de que esto haya sido así. Un cierto orden mundial, por más tenso que fuera, desapareció cuando la URSS dejó de existir en 1992 y el final de comunismo abrió a los investigadores los archivos soviéticos, antes siempre opacos, permitiendo una nueva interpretación, normalmente más ajustada a los hechos al completar la mirada sobre un mundo hasta entonces poco y mal conocido.

Además, como siempre ocurre, las incertidumbres del presente, con un orden internacional incierto, plantean preguntas sobre la geopolítica que tratan de encontrar en el pasado pistas para acertar en la respuesta: ¿cómo debe comportarse Estados Unidos frente a sus adversarios? ¿qué significa el orden internacional y cómo deben adoptarse decisiones en este ámbito? ¿qué lecciones cabe extraer del pasado siglo?

De alguna manera todo eso está en el libro de McMahon, y extremadamente concentrado. En poco más de 270 páginas en formato bolsillo el autor resume de forma clara los acontecimientos más señalados desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta 1990, el momento de la reunificación de Alemania, que considera fecha del final de la Guerra Fría. El libro está escrito con estilo fluido y bien medido en cuanto a contenidos: está todo lo fundamental. El lector repasará los ciclos del enfrentamiento, los momentos de tensión y las vías de entendimiento, el protagonismo de los líderes y la evolución de las alianzas, y también los efectos internos que estos hechos tuvieron para las superpotencias.

McMahon hace de las cuestiones estratégicas el centro de toda la argumentación, y más concretamente la estrategia en torno al armamento nuclear, que estuvo, en efecto, en el centro de la mayor parte de las decisiones de la Guerra Fría, sobre todo desde que la URSS dispuso de él a partir de 1949. Este enfoque pragmático impregna todo el discurso, hasta el punto de obviar prácticamente cualquier otra diferencia entre los dos bloques, que son tratados como estructuras de poder, político, económico y -sobre todo- militar, prácticamente equivalentes o al menos equiparables.

Llama la atención hasta qué punto esa idea marca todo el discurso. Es como si la visión de Kissinger y la política exterior de Nixon fueran asimilados como el mayor logro de la diplomacia americana. Dicho de otra forma: el autor sostiene que mientras la URSS no fuera asumida como una potencia, simple y llanamente, y tratada como tal, dejando de lado el rechazo de su modelo cultural, político o ideológico, no podía abrirse camino una solución al problema. Ciertamente en toda estrategia defensiva hay algo de esto: considerar primariamente el poder del enemigo y sólo después analizar sus razones para una potencial agresión. Pero puede que el autor vaya demasiado lejos en su insistencia en la desnudez ideológica como principio de análisis, puede que la esencia ideológica, al menos la soviética, e incluso la norteamericana, tuvieran mayor entidad de la que se les atribuye.

De esos presupuestos nace la sorprendente forma de abordar los años finales de la historia: asumida la URSS por fin “como si fuera”, al menos, una potencia normal, fracasada la distensión en los setenta por la competencia por el tercer mundo, en los ochenta entra en escena un presidente norteamericano netamente anticomunista que alcanza paradójicamente el entendimiento con la Unión Soviética de Gorbachov. Pero, habría que añadir, con una Unión Soviética que cambió profundamente y que como consecuencia de ese cambio, hasta desapareció. McMahon insiste en que el final llegó gracias a Gorbachov, y de rechazo parece decir que a pesar de Reagan, algo no sólo discutible, sino difícil de sostener a la luz de los hechos.

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