En Quebec, las tasas universitarias para los residentes son solo el 40% de la media de Canadá
Más de 150.000 estudiantes universitarios de Quebec, la mitad del total, llevan tres meses y medio de huelga contra la subida de las tasas, y la última jugada del gobierno provincial no ha logrado calmarlos, sino más bien lo contrario. El 18 de mayo, el Parlamento aprobó una ley urgente para interrumpir el curso académico en los centros paralizados y reanudarlo en agosto próximo con un calendario especial, a fin de que los alumnos puedan examinarse y no perder un año. La pausa, dijo el premier Jean Charest (liberal), permitirá “reabsorber la tensión”. Otra interpretación es que el gobierno pretende poner fin a la huelga decretando el cierre patronal.
Además, la nueva ley 78 limita las manifestaciones, para aliviar a Montreal el caos cotidiano que sufre desde el comienzo de la huelga y al gobierno de la continua presión de los estudiantes. Ahora la policía puede cambiar el lugar o el itinerario, si lo considera necesario para mantener la paz o la seguridad pública. Y para que los huelguistas no bloqueen la entrada a los estudiantes que quieren tener clase, se prohíben las manifestaciones en los centros de enseñanza y en un perímetro de 50 metros.
La respuesta fue una nueva manifestación en el centro de Montreal el 22 de mayo, fecha en que se cumplieron 100 días de huelga. Fue legal, aunque una de las principales asociaciones estudiantiles, la CLASSE, hizo un acto de desobediencia a la ley 78 yendo por otro sitio al lugar donde concluyó la marcha. Los huelguistas aseguran que continuarán con los actos de protesta en las calles. En efecto, al día siguiente por la noche hubo otra manifestación ilegal, casi del todo pacífica; la policía la toleró, pero al final detuvo a más de 400 personas por infringir no la ley 78, sino las ordenanzas municipales, que imponen una multa más llevadera (634 dólares en vez de 1.000 por lo menos).
En cuanto se anunció la ley, uno de los líderes estudiantiles, Léo Bureau-Blouin, llegó a advertir que la tensión, lejos de aliviarse, podría desembocar en violencia, e hizo responsable a Charest de las desgracias personales que pueda haber. Sin llegar a tanto, violencia ya habido en Montreal, incluidos lanzamientos de cócteles Molotov contra edificios oficiales y de bombas de humo en el metro. La policía ha causado algunos heridos al reprimir manifestaciones con balas de goma y gases lacrimógenos.
La huelga impide las clases en 14 de 48 cégeps (escuelas que imparten el curso preparatorio para la universidad o la formación profesional superior) y en facultades de 11 de 17 universidades. A petición de estudiantes disconformes con la huelga, los tribunales han dictado órdenes para reabrir algunos centros, pero la autoridad no ha sido capaz de hacerlas cumplir más que en un solo caso. Gobierno y huelguistas insisten en la necesidad de resolver el conflicto con el diálogo, pero cada parte acusa a la otra de intransigencia. El estancamiento provocó finalmente la dimisión de la ministra de Educación el 14 de mayo. La nueva se reunió enseguida con las asociaciones de estudiantes, y al salir comentó que veía pocas posibilidades de acuerdo. Después de la manifestación del 22 de mayo, volvió a declararse dispuesta a negociar, pero sin admitir que se deje en suspenso la subida de tasas, que es lo mínimo exigido por los huelguistas.
Quebec registra las subvenciones públicas a la universidad más altas y el gasto por alumno más bajo
Subida para tiempos de déficit
La vez anterior en que los estudiantes universitarios quebequeses se declararon en huelga contra una subida de tasas, en 1996, alcanzaron la victoria, y en mucho menos tiempo. El gobierno, a la sazón del Parti Québecois, cedió, y las tasas estuvieron congeladas durante once años. Luego han subido un 31% hasta hoy.
Esta vez, el erario de la provincia no está bien provisto, y el gobierno liberal quiere recortar 3.800 millones de dólares canadienses (casi la misma cantidad en dólares de EE.UU.) del déficit público. Para eso ha previsto, entre otras cosas, subir las tasas universitarias un 75% en cinco años, a partir del curso 2012-2013. Esto es lo que puso en pie de guerra a los estudiantes.
El gobierno, tras decir al principio que el plan era innegociable, ofreció repartir la subida en siete años, aumentar las becas y dar préstamos para devolver después de acabar la carrera, en plazos proporcionales al salario.
Los huelguistas no aceptan subida alguna. Piden que se vuelva a congelar las tasas y a cambio recortar gastos que consideran superfluos. Concretamente proponen dejar en la mitad las inversiones en investigación por encargo de empresas, lo que ahorraría 142 millones de dólares anuales, y prohibir que las universidades hagan publicidad, que les cuesta 18 millones. Parecen olvidar, sin embargo, que la investigación comercial da dinero, por lo que el ahorro neto sería menor.
Las tasas más bajas de Canadá
De todas formas, la propuesta estudiantil haría bien poco para bajar el déficit público. El gobierno de Quebec gasta en las universidades 4.858 millones de dólares anuales (2009), el 4,6% del presupuesto. O sea, les da el 59% de los ingresos (sin contar otro 10,2% que da el gobierno federal), la proporción más alta de Canadá (media nacional: 46,1% de subvenciones provinciales y 9% de federales).
Pese a la generosa financiación pública, Quebec registra el gasto por estudiante universitario más bajo del país. La media nacional es 19.362 dólares (2007, excluidos gastos en I+D); Quebec se queda en 16.483 dólares.
La anomalía se debe a que las tasas universitarias en Quebec son las más bajas de Canadá. La media nacional está en 5.366 dólares (4,169 euros). En Quebec, la mayoría de los estudiantes, los residentes en la provincia, pagan 2.137 dólares (1.660 euros). A los otros canadienses se les cobra 5.668 dólares, y a los extranjeros, en torno a 13.500 dólares (2010-2011). Contando a todos, la media de Quebec asciende a 2.519 dólares (1,957 euros). Así, dentro de los ingresos totales de las universidades quebequesas, la contribución de los alumnos es la segunda más baja del país: 9,6% (1); la media nacional es 20,5%.
Con los anteriores datos, se ve que la subida prevista por el gobierno de Quebec es fuerte solo en términos relativos. Al paso inicialmente previsto (325 dólares más al año durante cinco años), en el curso 2016-17, las tasas para un residente alcanzarían 3.762 dólares, menos que la media canadiense actual. Como las tasas en Quebec han ido muy por detrás de la inflación, con eso simplemente se las dejaría al nivel de 1968, según el gobierno.
Los estudiantes quebequeses tienen un largo historial de oposición a las subidas de tasas. En 1990 protestaron contra un aumento similar, de 500 a 1.600 dólares en cuatro años, aprobado por otro gobierno liberal; pero perdieron la partida. En 1996 tuvieron el éxito mencionado arriba. En 2005 lograron que Charest retirara una reducción de subvenciones. Dos años después, el gobierno acaba con la congelación de tasas e impone una subida de 500 dólares en cinco años. Si consigue sacar adelante esta, solo será tras resistir la huelga estudiantil más dura y larga de la historia de Quebec.
________________________________
(1) La proporción es inferior a la de Quebec solo en los Territorios del Noroeste (2,6%), donde hay muy pocos estudiantes.