Brasil aspira a jugar en la liga de las grandes potencias, gracias a un crecimiento, hasta hace poco acelerado, que lo ha convertido en la séptima economía del mundo. Sin embargo, en términos de atención sanitaria y salud, la OMS ubica al país en el puesto 125.
Si las protestas que muy recientemente coparon las calles de Brasil asombraron a muchos –habituados a las buenas noticias de crecimiento económico procedentes de allí–, tal vez la sorpresa iría a más al saber que la indignación popular tenía la sanidad pública como primer motivo de protesta. Así dice el 48% de los encuestados en un sondeo nacional citado por The New York Times. Sigue, muy de lejos (apenas con un 13%), la educación.
La presidenta Dilma Roussef ha venido tomando nota, y ha planteado dos medidas de urgencia: crear el Servicio Médico Obligatorio, que los egresados de la carrera médica prestarían por dos años (solo después se les entregaría el título), y acelerar la contratación de profesionales extranjeros, de los que 6.000 podrían ser cubanos, habida cuenta de la cercanía política entre Brasilia y La Habana, y de la experiencia del país caribeño en la exportación de servicios de salud.
Distintos países de casi todos los continentes exigen a los recién graduados en Medicina un periodo de servicio social para validar el título
Oposición del Colegio Médico
Brasil tiene un déficit de 54.000 médicos, según fuentes oficiales. En proporción, cuenta con 1,8 por mil habitantes, bien lejos de sus vecinos Argentina (3,2) y Uruguay (3,74). Según el Colegio Médico, el problema, más que de personal, es de escasa infraestructura hospitalaria y de irregularidad de suministros. Pero los habitantes de muchos puntos de la vasta geografía carioca preferirían tener a mano un médico aunque fuera sin hospital, antes que un hospital sin médicos…
El gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) ha prometido hacer frente a las dificultades logísticas en las instalaciones hospitalarias, lo cual llevará un tiempo. Pero pondrá en aplicación de inmediato la prestación obligatoria de los graduados en Medicina. El Colegio Médico la ha calificado de “trabajo esclavo” que violaría los derechos de los jóvenes egresados. La presidenta del Consejo Nacional de Sanidad, María de Souza, replica que los estudiantes “deben retribuir a la sociedad lo que invirtió en ellos”.
Servicio médico obligatorio, de Cuba a Australia
No es, por cierto, un concepto extraño en otros sitios. Países tan disímiles en renta, costumbres, cultura y orden político, como Australia, Noruega, Colombia o Sudáfrica, tienen programas de este corte, con los que persiguen garantizar la presencia médica en regiones socioeconómicamente desfavorecidas o remotas y de difícil acceso.
Un informe de la OMS, elaborado en 2010, refiere las diversas modalidades del servicio médico obligatorio. En Cuba, por ejemplo, el recién graduado de Medicina, queda a disposición del Ministerio de Salud Pública, que lo ubica donde considere más oportuno, que puede ser un hospital o en un consultorio de barrio, o en alguna de las misiones médicas en el exterior, que abarcan Estados del área latinoamericana, pero también de África, Asia y aun Europa (en Portugal brinda servicios una brigada médica de la Isla). En caso de que el graduado no se presente al puesto de trabajo asignado, el título y la posibilidad de ejercer le son invalidados por tres años.
También Colombia y Costa Rica tienen un servicio médico obligatorio en zonas rurales o desfavorecidas, como requisito para obtener la licencia médica u odontológica.
El gobierno calcula que Brasil tiene un déficit de 54.000 médicos
Con incentivos o sin ellos
El servicio obligatorio va acompañado, en algunos casos, de incentivos. En Mongolia y Vietnam, por ejemplo, su cumplimiento otorga a los profesionales el derecho de acceder a la especialización en aquellas áreas de la medicina que prefieran. Ecuador ofrece a los médicos rurales una vivienda y les paga suplementos salariales en dependencia de la lejanía del sitio o de las dificultades de acceso.
Por otra parte, un estímulo no mensurable económicamente es la gratitud de las comunidades favorecidas con su presencia. Doctores ecuatorianos entrevistados para el estudio de la OMS declararon la buena organización y el apoyo que garantizaban los líderes de las comunidades donde laboraban. En Sudáfrica, sondeos realizados en varias poblaciones arrojaron que la presencia de los doctores del servicio social había dejado una huella muy positiva.
En fin, el “deber de retribución” mencionado por De Souza es exigido en países muy distintos. La India impone fuertes multas a los graduados que se niegan a prestar servicios médicos en las áreas asignadas (un millón de rupias, unos 21.000 dólares, en los estados Meghalaya y Tamil Nadu). Japón y Australia estipulan que las ayudas públicas a los estudiantes de Medicina sean devueltas, no en metálico, sino en tiempo de servicio obligatorio equivalente al tiempo que se prologaron aquellas. En Nueva Zelanda, los graduados en Farmacia ven su diploma retenido hasta tanto no completen una estancia de servicios en zonas rurales.
Médicos de importación
La segunda medida del ejecutivo brasileño: atraer al país a médicos de otras latitudes, tampoco ha sido aplaudida por el gremio.
Cuba, con 75.000 médicos (6,8 por mil habitantes), tendría todavía capacidad para enviar personal a Brasil. La modalidad de contrato no sería la misma bajo la que sus doctores prestan servicio en Venezuela, a manera de contingente centralizado y dirigido de conjunto por La Habana y Caracas, sino por medio de contratos individuales.
Los médicos cubanos, dijeron representantes del Colegio Médico brasileño, no tenían un nivel de formación a la altura de sus colegas brasileños, sino que, cuanto más, estaban en el mismo escalón que los enfermeros.
Tal afirmación no convenció a algunos analistas, entre ellos al corresponsal de BBC en La Habana, quien subrayó la paradoja de que el sistema cubano de salud pública, pese a todas sus carencias y a las insatisfacciones de la población, ha sido situado por la OMS en el puesto número 39 de mundo, mucho más alto que el de Brasil. Y un diario brasileño, Cruzeiro do Sul fue más crítico, al calificar de xenofobia la postura de algunos que calificaban de “vergüenza nacional” importar médicos.
Los números están ahí. De unas convocatorias municipales en enero, en las que se ofertaron 14.000 plazas, solo 4.000 médicos brasileños se interesaron por los puestos. Parece, entonces, que hay hueco para extranjeros.