El número de jóvenes extranjeros que viajan a EE.UU. para estudiar en las universidades de ese país está cayendo. Un reportaje del New York Times informa sobre esa realidad y sobre la repercusión que ello está teniendo en las cuentas de los centros académicos públicos del Medio Oeste, más fiados del dinero que dejan los de afuera que del de los del patio. Y son unos nada despreciables 39.000 millones de dólares.
Según fuentes citadas por el diario, los no nacionales matriculados alcanzaron en 2016 los 1.078.822, tras una década de crecimiento, pero de entonces acá la flecha ha caído. Respecto a los nuevos ingresos en ese año, los del otoño de 2017 decrecieron un 7%.
En 2016, más de 550.000 estudiantes extranjeros se formaban en Australia
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