Los patrocinadores privados arriman el hombro

publicado
DURACIÓN LECTURA: 6min.

La imagen de un primer ministro occidental recibiendo con flores a un grupo de refugiados no es algo que esté en la memoria de muchos. En Europa quizás no, pero sí en Canadá, a donde han arribado, desde diciembre de 2015, 26.166 personas que han huido del azote de la guerra en Siria.

Un 52% de los canadienses apoya el gesto humanitario hacia los refugiados sirios, mientras que un 44% lo desaprueba

La noticia es que, mientras los Estados europeos no saben qué hacer con los cientos de miles de rostros que esperan, pegados a las alambradas, la mínima oportunidad para continuar paso hacia el norte –de preferencia, a Alemania–, el gobierno canadiense acaba de anunciar su disposición a recibir este año a otros 30.000 refugiados políticos más, principalmente sirios.

¿Generosidad? Sin duda, pero generosidad posible, y la geografía le echa una mano en esto. A Canadá no llegan por tierra miles y miles de personas de golpe, ni sus autoridades quedan desbordadas por la cuasiexigencia de los inmigrantes de recibir refugio allí y exclusivamente allí. Que es el dilema de Alemania: pese a haber transitado por varios países democráticos y en paz en los que podrían solicitar asilo, la mayoría de los refugiados tiene la idea fija de llegar a suelo alemán. A la “locomotora” directamente, no a ningún “vagón”. Una lógica de “todo o nada” que, en quien realmente desea poner su vida a salvo de las bombas, debería tener poca cabida.

En el caso de Canadá, no hay inmigración impuesta. El gobierno envía a sus funcionarios a los campos de refugiados en Líbano y Jordania, y estos delimitan quiénes cumplen las condiciones para viajar a su país y asentarse debidamente. Y es en esta tarea en la que tienen un rol importantísimo los patrocinadores privados. De hecho, de los 26.166 sirios acogidos en estos meses, 10.000 lo han sido por ciudadanos o asociaciones no gubernamentales.

Una tradición de acogida

Entre 1993 y 2007 los refugiados patrocinados por privados tuvieron un desempeño mucho mejor que el de los beneficiados por el gobierno

Según el Departamento de Inmigración y Ciudadanía, el proceso de acogida tiene varias etapas: primeramente, en colaboración con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la parte canadiense identifica a los posibles solicitantes entre los desplazados en Líbano y Jordania. A los seleccionados, les entrega un visado y los traslada en vuelos privados a Canadá (con la asistencia de aviones militares si es necesario).

Una vez que llegan, se verifica una vez más su identidad y se les registra, se ofrece asistencia médica inmediata a aquellos que la necesitan, y se les traslada a pueblos y ciudades a lo largo del país, donde reciben acceso a los servicios esenciales, y apoyo para alojamiento y para su integración social (con clases de inglés y francés, por ejemplo).

No es la primera vez que Canadá se implica en una empresa así. Ya en 1979, tras la guerra de Vietnam, recibió a unos 60.000 refugiados de Indochina, pero una parte importante de estos, aproximadamente 29.3000, se insertaron en los programas desarrollados por unas 7.000 instituciones religiosas y grupos comunitarios.

Tal como ayer, los actores privados se han movilizado ahora de tal manera que son quienes han inducido al gobierno de Trudeau a aceptar otras decenas de miles de sirios durante este año. Porque han acopiado los recursos, y quieren emplearlos.

Entre las muchas iniciativas creadas puede citarse el Welcome Fund, erigido por la empresa financiera Manulife y la compañía de infraestructuras CN –que aportó ella sola 5 millones de dólares–. El Fondo ha recibido la contribución de otras muchas empresas locales para la construcción de viviendas destinadas a los recién llegados, con prioridad para las familias numerosas. El 11 de febrero, se produjo la primera entrega de recursos, 600.000 dólares, a la Calgary Catholic Immigration Society, que los gestionará con ese fin. Es la sociedad civil a toda máquina.

Un plus para los beneficiados por privados

Tras la guerra de Vietnam, Canadá abrió sus puertas a decenas de miles de refugiados de Indochina

Hasta este momento, son 96 las organizaciones que han firmado acuerdos con las autoridades de Inmigración para convertirse en patrocinadoras. Además de empresas, hay asociaciones universitarias, de inmigrantes, fundaciones islámicas y entidades cristianas, como el Ejército de Salvación, el Mennonite Central Commitee y los Catholic Crosscultural Services. Este último, de hecho, está apoyando la reunificación de refugiados sirios con sus familiares en Canadá, y patrocina a aquellos cuyas familias no tienen medios económicos para hacerse cargo.

Pero las vías de apoyo son varias, y además de las mencionadas entidades autorizadas por el gobierno, los ciudadanos pueden coordinarse en los denominados Grupos de Cinco. Bajo esta fórmula, cinco ciudadanos o residentes firman un compromiso para apoyar financiera y emocionalmente a un refugiado y proveerle de alojamiento durante 12 meses, o hasta que el beneficiado pueda salir adelante por sí mismo.

Y por ahí precisamente se atisba una de las diferencias entre los programas gubernamentales y los de otros patrocinadores: que mientras los primeros se limitan a un año natural, los apoyos de privados se extienden más allá de ese período. Además, Wendy Cukier, directora de un programa de acogida desarrollado por la Ryerson University de Toronto, explica a la BBC que las familias de refugiados patrocinadas por actores no gubernamentales logran mejores resultados que quienes han llegado bajo la tutela del Estado.

Sería, en este caso, una tendencia: según la cadena británica, datos del CIC publicados en 2012 mostraban que entre 1993 y 2007 los refugiados patrocinados por privados tuvieron un desempeño mucho mejor que el de los beneficiados por el gobierno, y que dos años después de asentarse en el país, dependían en menor proporción de la asistencia social, además de que recibían remuneraciones más altas.

Inmigración: no llueve a gusto de todos

De los 26.166 refugiados sirios llegados a Canadá desde diciembre, 10.000 han sido patrocinados por ciudadanos y distintas ONG

El modo de articular los programas de acogida en Canadá ha merecido los elogios del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien visitó el país en febrero pasado, y también de algunos diarios estadounidenses, como el Wall Street Journal.

En septiembre, aun antes de que comenzara el operativo ordenado por el primer ministro Justin Trudeau para ir a por los refugiados en Jordania y Líbano, el rotativo describía el modo eficaz en que se coordinaban estas iniciativas en Canadá, y sugería que los privados en EE.UU. podrían hacer algo similar. Ya lo habían hecho con anterioridad, cuando entre 1987 y 1995 pusieron en marcha un programa para pagar el viaje, la asistencia médica y el asentamiento de unos 8.000 refugiados políticos cubanos, y también en 1990, cuando se hizo lo mismo para llevar al país a una cifra similar de judíos soviéticos.

Las alabanzas, sin embargo, no son unánimes en Canadá. El ministro de Inmigración, John McCallum se ufanaba semanas atrás de la decisión de acoger a los refugiados (“Somos de los pocos países que les decimos: ‘Vengan aquí, queremos darles la bienvenida muy pronto a 25.000; es importante que tengan una vida feliz y productiva en Canadá’”). Sin embargo, una encuesta del Angus Reid Institute, de principios de febrero, reveló que un 52% de la ciudadanía apoyaba el gesto humanitario del gobierno, pero que un 44% la desaprobaba. Un 42% opinó que debían detenerse inmediatamente los traslados hacia suelo canadiense.

En temas de inmigración, no llueve a gusto de todos. La diferencia es que muy pocos países pueden controlar la lluvia para evitar que anegue unos campos y deje otros sedientos. Canadá, en cambio, sí que puede presumir de tener la llave de las nubes.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.