El gobierno francés debe levantar la prohibición total de celebraciones públicas en los lugares de culto, según la decisión adoptada por el Consejo de Estado. La más alta autoridad administrativa ha estimado que la prohibición constituye “un atentado grave y manifiestamente ilegal” a la libertad de culto, uno de cuyos componentes fundamentales es el derecho a participar colectivamente en ceremonias, especialmente en los templos.
El Consejo de Estado ha estimado que si la prohibición podría estar justificada en la primera fase de la lucha contra la pandemia de coronavirus, es “desproporcionada” en periodo de desconfinamiento. El Consejo emplaza, pues, al gobierno a sustituir la prohibición por “medidas estrictamente proporcionadas a los riesgos sanitarios”, como se ha hecho con otras actividades autorizadas a la reapertura.
La Conferencia Episcopal Francesa había hecho propuestas al gobierno para obtener la reanudación de las Misas y ceremonias públicas, respetando los protocolos sanitarios. Pero el gobierno de Édouard Philippe las rechazó, fijando la reapertura de cultos para el 2 de junio.
El Consejo de Estado afirma que el derecho a participar colectivamente en ceremonias es un componente de la libertad de culto
![]()
Los obispos no recurrieron el mantenimiento de la prohibición porque no quisieron “echar un pulso al gobierno”, ha explicado en una entrevista el portavoz y secretario general de la Conferencia Episcopal, P. Thierry Magnin. Fueron varias organizaciones católicas –desde el partido demócrata-cristiano a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X– las que apelaron al Consejo de Estado. La decisión del Consejo va en la misma línea que los argumentos presentados por los obispos al primer ministro, dice Magnin.
Libertad de culto
En la audiencia del caso, los demandantes alegaron que si es sanitariamente admisible reanudar el transporte público, reabrir las escuelas y las bibliotecas, y el comercio no alimentario, no se entiende por qué no se pueden celebrar ceremonias religiosas. Otras razones se refieren al respeto a la libertad religiosa y de culto. El ministro del Interior, Christophe Castaner, había afirmado que “la oración puede hacerse también sin necesidad de reuniones en lugares de culto”. Pero el Consejo de Estado ha estimado que el derecho a participar colectivamente en ceremonias es un componente de la libertad de culto.
Por eso, el Consejo de Estado considera que es posible la celebración de ceremonias religiosas con medidas de precaución menos estrictas que la prohibición total. El gobierno tiene ocho días para establecerlas.
Diversidad de situaciones en Europa
En Europa la reanudación de las Misas con asistencia de fieles atraviesa distintas situaciones según los países. En el Vaticano, el Papa Francisco celebró Misa el 18 de mayo en la Basílica de San Pedro en la capilla donde está la tumba de san Juan Pablo II, en el centenario de su nacimiento. En Italia se reanudaron el pasado 18, con un aforo que permita la distancia de seguridad, a juicio del párroco. En España también han vuelto las Misas en la fase de desconfinamiento, con un aforo limitado a un tercio.
En otros países los obispos han tropezado con la resistencia de los gobiernos. Es el caso de Holanda, donde sigue en vigor la prohibición de servicios religiosos con más de 30 personas, y el ministro de Justicia ha dicho que en el caso de las iglesias, la relajación de las medidas no es inminente. Las Iglesias en Holanda han optado por una silenciosa diplomacia.
Un caso extremo es el del Reino Unido, donde los templos permanecen cerrados, incluso para la oración privada, a diferencia de lo que ocurre en otros países. Y el plan de desescalada del gobierno no prevé la apertura de iglesias hasta el 4 de julio. Los obispos católicos han declarado que el plan del gobierno “ignora las necesidades espirituales de los fieles”.