La pregunta por el fundamento de los derechos humanos no es un plato de gusto en las sociedades secularizadas, quizá por temor a tropezar con las aportaciones de la religión, aunque los creyentes apelan a la razón y a la naturaleza humana además de a la fe. Lo llamativo es que esas mismas sociedades se apuntan rápidamente a predicar que los derechos humanos son universales, sin detenerse a explicar por qué y exigiendo al resto un acto de fe en
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