Santiago Amigorena

El ambicioso diseño de producción y el notable reparto no logran compensar un guion demasiado plano.
Una dramedia francesa tan atractiva como ligera sobre la danza, en la que brillan las coreografías y la bailarina Marion Barbeau.
Un viticultor y sus hijos dan pie al director para tratar de las cosas sencillas de la vida, el trabajo bien hecho y el valor de la familia.
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