Poco a poco la medicina paliativa va abriéndose camino como el modo más digno de tratar al enfermo terminal. Es una especialidad que necesita grandes dosis de ciencia y de humanidad.
¿Qué hacer con los centenares de miles de embriones que la práctica de la fecundación "in vitro" ha dejado en el congelador? Conservarlos indefinidamente, destruirlos o destinarlos a la investigación no es ético; donarlos a otras parejas que quieran hacerlos nacer es impracticable.