La agitación en torno al matrimonio gay no tiene nada que ver con la libertad y la igualdad, y sí mucho con que algunas élites han descubierto aquí una nueva misión moral.
La separación entre las Iglesias y el Estado se está viendo amenazada hoy día por los intentos de imponer a las organizaciones religiosas políticas de no discriminación o al reconocer como derechos conductas que las Iglesias rechazan.