Tres generaciones bajo un mismo techo

Fuente: The New York Times
publicado
DURACIÓN LECTURA: 2min.

Por los avatares familiares que le sobrevinieron justo en medio de la pandemia, David French, columnista del New York Times, ha pasado una temporada al frente de un hogar multigeneracional. “Nunca tuvimos la intención de serlo. Acaba de suceder”, dice, y añade que no comparte su historia “como una especie de fórmula familiar o declaración cultural”. Pero definitivamente lo ha disfrutado.

Todo comenzó en agosto de 2020: su hija Camille estaba embarazada, y una ecografía había revelado que la bebé presentaba serios problemas de salud. Con esta enorme preocupación, Camille, estudiante de Matemáticas a punto de graduarse, y su yerno Jarret se fueron a vivir con ellos.  A mediados de diciembre nació la niña, Lila, que fue intervenida inmediatamente con éxito.

“El 31 de diciembre, Lila llegó a casa, a nuestra casa. Tres generaciones bajo un mismo techo. Tenemos un pequeño departamento encima de nuestro garaje, y ahí es donde Camille, Jarrett y Lila se establecieron durante la mayor parte de los siguientes dos años y medio. Y luego, en marzo, agregaron uno más: un bebé sano llamado Ezra”.

“Durante más de dos años nuestra casa estuvo a punto de reventar. Dos abuelos trabajaban a tiempo completo desde casa. Una mamá y un papá jóvenes también trabajaban y estudiaban” para sus exámenes de admisión, ahora para la Facultad de Derecho. “Nuestro hijo en edad universitaria, Austin, entraba y salía, dependiendo de su horario escolar. Y nuestra hija adolescente, Naomi, terminaba la escuela secundaria y comenzaba el bachillerato. Si a esto le añadimos dos nietos y dos perros mal adiestrados, la nuestra no era el tipo de casa por la que uno pasaría y descubriría un estado de perfecta calma y orden”.

“Uno de los grandes placeres de envejecer es ver a las personas que amas crecer en cada uno de sus nuevos roles, como flores que se abren lentamente y revelan pétalos de diferentes tonos”, dice French, que habla con admiración y cariño de cada miembro de su familia, a la que las circunstancias colocaron nuevamente alrededor de una misma mesa.

La feliz vida en común, sin embargo, debió llegar a su fin cuando admitieron a su hija y a su yerno en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chicago. “Nuestra casa sirvió primero como red de seguridad para una hija y un yerno asustados por un terrible diagnóstico, y se convirtió en la plataforma de lanzamiento para la siguiente fase de sus vidas”.

French y su esposa los ayudaron a mudarse, y mientras se despedían todos, el columnista echó la vista atrás, a 2020, a ese “terrible momento” en que el país estaba embargado por el miedo y el dolor, cuando ninguna de las recientes vivencias de felicidad de su familia habrían parecido posibles.

“Ha terminado un capítulo extraordinario. Comienza otro, y aunque la casa parece vacía, los ojos de este abuelo todavía ven esos colores brillantes. Simplemente hay mucha gratitud como para sentir desesperación”.

Un comentario

  1. Excelente nota. Nos pasó algo parecido con un hijo su mujer y dos hijos, con la gran diferencia que ya estábamos solos. Nuestra casa había albergado siente hijos, había espacio! Pero la dinámica había cambiado sustancialmente! Gracias!

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