Las escuelas católicas atienden a más de 40 millones de alumnos en todo el mundo

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Las escuelas católicas están bien implantadas por todo el mundo, aun en países donde la Iglesia católica es minoritaria. Esta es una de las conclusiones que se pueden deducir del último congreso de la Organización Internacional de la Educación Católica (OIEC), celebrado en Brasilia del 15 al 20 de abril pasado. La OIEC, fundada en Suiza en 1952, tiene hoy miembros de 109 países.

Las sesiones del congreso sirvieron para trazar un panorama de la educación católica en los distintos continentes. En total, la OIEC agrupa a 2.500 escuelas donde estudian más de 40 millones de alumnos. Están más extendidas en América (12 millones de alumnos), continente donde viven en torno a la mitad de los católicos del mundo. Pero en otros continentes su implantación es superior a la importancia de la población católica. Asia, con el 10% de los católicos del mundo, y África, con el 10,5%, tienen más alumnos de escuelas católicas (10 millones y 9,5 millones, respectivamente) que Europa (9 millones), donde están el 30% de los católicos. En Oceanía hay unos 800.000 alumnos.

Dentro de Asia, la educación católica está firmemente implantada en Filipinas, como cabía esperar. Pero aun en otros donde es minoritaria (Tailandia, Pakistán, India), su prestigio atrae a muchas familias no católicas. En África, estas escuelas encuentran los mismos obstáculos para su desarrollo que cualquier iniciativa social: pobreza, inestabilidad, guerras… Pese a todo, están muy extendidas y en muchos casos suplen las carencias educativas de las naciones africanas.

La importante presencia de la educación católica en estos dos continentes es reflejo de su atención a los sectores sociales más desfavorecidos, que siempre ha sido una de sus señas de identidad. Para reforzar este distintivo, la OIEC promueve proyectos en los países en desarrollo. Actualmente están en marcha 32 en distintos lugares, entre ellos los Altos Llanos de los Andes (Bolivia), Ghana, Haití y Congo.

Pero, como se señaló durante el congreso, en algunas regiones -como el norte de África- la educación católica tiene graves dificultades para desarrollarse o atender la demanda de las familias, a causa de las legislaciones vigentes. A eso se refirió Juan Pablo II en el saludo que envió a los congresistas: «Los padres, además de iniciar la educación de sus hijos en la libertad auténtica dentro del seno familiar, han de seguir siendo los principales responsables de la educación de los hijos en la escuela católica. Por ello, lejos de delegar esta responsabilidad, deben sentirse miembros con pleno derecho de la comunidad educativa. En este sentido debe exigirse a los responsables políticos que respeten el derecho de las familias a la plena libertad de elección educativa, amparando a las familias que quieran aprovechar la propuesta educativa de la educación católica».

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