El periodismo de análisis también cabe en el ‘smartphone’

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En los últimos años, los editores de periódicos y revistas impresas han visto en el periodismo de análisis una forma de lidiar con la fuga de lectores a lo digital. Tiene sentido, ya que el papel parece más adecuado que las pantallas de los smartphones para sumergirse en lecturas largas. Pero un estudio publicado en Estados Unidos sugiere que el periodismo explicativo también podría llegar a hacerse un hueco honroso en el móvil. Continúa la carrera por la atención de los lectores.

Para ofrecer un contexto a las informaciones de la actualidad, el periodismo de análisis suele recurrir a perspectivas históricas, opiniones reposadas, largos informes repletos de datos… Lo que, por lo general, suele traducirse en más palabras. Y ahora que el móvil cada vez se usa más para acceder a las noticias digitales, la duda es si las pantallas de los smartphones –más pequeñas que las de un ordenador de mesa y que las páginas de un periódico impreso– aguantan bien la lectura de este tipo de artículos.

El estudio, realizado por el Pew Research Center y la Knight Foundation, no se refiere directamente al periodismo de análisis. Pero ofrece una conclusión esperanzadora para los artículos que emplean más palabras: a algunos lectores –presumiblemente los más interesados en las noticias–, el móvil no les disuade de leer “artículos largos”: en el estudio, los que tienen 1.000 o más palabras. De hecho, gracias a este grupo de lectores, el tiempo dedicado a un artículo largo es por término medio el doble del dedicado a los cortos: 123 segundos frente a 57 segundos.

En el último trimestre de 2015, casi un tercio de los vídeos vistos en el mundo a través de un smartphone superaron los diez minutos

Puede parecer una perogrullada, pues los artículos de formato largo, en efecto, requieren de más tiempo para ser leídos. Pero aquí la buena noticia está en el promedio, que incluye a los lectores que abandonan enseguida. Para los investigadores, el hecho de que la media se mantenga en algo más de dos minutos indica que hay una demanda, y que el tiempo dedicado a los artículos largos “podría ampliarse hasta que [los lectores] lleguen a prestarles el que exige un texto profundo”.

Los autores del informe han usado los datos que les proporcionó la empresa de analítica web Parse.ly, tras estudiar los accesos a través del móvil –con un navegador, sin emplear aplicaciones– a 74.840 artículos publicados en 30 portales informativos. Del total de noticias revisadas, el 24% eran largas. Y aquí aparece otro dato positivo para el periodismo de análisis: los artículos largos tuvieron prácticamente la misma media de lecturas por mes (1.530) que los cortos (1.576), si bien estos son los que más tráfico global atraen, pues hay muchos más. (En Aceprensa, las lecturas de artículos en móvil son hoy el 25%, frente al 19% hace un año).

Visitar no es lo mismo que leer a fondo

Uno de los factores que influyen en el tiempo dedicado a un artículo es la forma en que se accede a él. Aunque las redes sociales es el medio que lleva a más gente a leer noticias en el móvil –generan casi el 40% del tráfico tanto de las noticias largas como de las cortas–, esta vía de acceso es la que menos tiempo de lectura garantiza. En el caso de los artículos largos, 111 segundos, frente a los 148 de quien llega desde la web.

Dentro de las redes sociales hay clases: Facebook genera mucho más tráfico hacia los artículos largos desde el móvil, pero Twitter asegura un mayor tiempo de lectura (133 segundos frente a 107). El mismo patrón se cumple con los artículos cortos. Lo que avala la hipótesis de que la red del pájaro aún retiene a los internautas más interesados en las noticias.

Respecto al contenido de los artículos largos leídos en el móvil, es difícil sacar conclusiones. Las historias sobre crímenes en las que se ofrece un contexto y las de defensa son las que más tiempo de lectura se llevan, pero las de política nacional son las que más visitas atraen. Las de entretenimiento y estilo de vida, y las relativas a asuntos nacionales puntúan bien según los dos criterios. Cuando se trata de artículos particularmente largos (5.000 palabras o más), los de política internacional pasan a ser los segundos a los que más tiempo se les dedica, después de los sucesos.

¿Se acabó el reinado del vídeo corto?

La llegada del periodismo de formato largo a los smartphones coincide con la tendencia a ver vídeos más largos en los dispositivos móviles. Hasta hace poco, se decía que para que un vídeo online tuviese éxito hacía falta que no superase los dos minutos. Sin embargo, algunas estadísticas recogidas por The Media Briefing indican que el público ha perdido el miedo a esa barrera: en el último trimestre de 2015, casi un tercio de los vídeos vistos en el mundo a través de un smartphone superaron los diez minutos.

Facebook genera mucho más tráfico hacia los artículos largos desde el móvil, pero Twitter asegura un mayor tiempo de lectura

En la misma línea van los cambios anunciados por Instagram el pasado marzo. Aunque la opción preferencial de esta red social sigue siendo la fotografía, próximamente permitirá subir vídeos de hasta un minuto (antes eran 15 segundos). El motivo es que en los últimos seis meses ha aumentado un 40% el tiempo que sus usuarios dedican a ver vídeos en su plataforma.

Otro dato que marca tendencia: en 2015, el 50% del tráfico mundial de datos móviles se debió al vídeo. De ahí que la prensa digital, cada vez más amiga del móvil, esté recurriendo más a los vídeos en sus informaciones. Un caso muy llamativo es el de The Sun, que los inserta en el 70% de sus noticias online.

Pero The Sun no es The Economist. Puede que al sensacionalista diario de Rupert Murdoch le funcionen los vídeos. Pero también es cierto que al periodismo de análisis de The Economist le sienta de maravilla su edición impresa, que ha registrado un fuerte aumento en los últimos años.

De todos modos, hoy la tendencia de las grandes cabeceras es a mimar los artículos largos de sus ediciones digitales con vídeos, podcasts, infografías, herramientas que permiten señalizar la línea en que se deja la lectura para poder retomarla luego. Y los hay incluso, como The Washington Post y The New Yorker, que ofrecen a los lectores la posibilidad de enviarles un mail que les recuerde el artículo que han interrumpido y dónde lo abandonaron.

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