Una ONG de Suiza rescata con dinero a esclavos en Sudán

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Harían falta millones de dólares para que la ONG Solidaridad Cristiana Internacional, con sede en Suiza, pudiese liberar a todos los esclavos de Sudán. Desde 1995 ha conseguido liberar a 800 personas al precio de 100 dólares (unas 15.000 pesetas) por individuo. La última adquisición y puesta en libertad de 132 esclavos -muchos eran niños- tuvo lugar en la ciudad de Madhol en diciembre pasado.

A este paso, la esclavitud nos seguirá escandalizando en el siglo XXI. La discriminación tribal es gravísima en Mauritania, que tiene el récord de esclavos, y en Sudán existe además una guerra entre el Norte y el Sur desde hace 14 años, que favorece el comercio de esclavos. Hay decenas de miles de esclavos sudaneses, casi todos hijos o hijas de cristianos o animistas, que fueron atrapados en el Sur y llevados a la capital, Jartum, para ponerse al servicio de árabes musulmanes adinerados.

El gobierno niega que sean esclavos. En todo caso reconoce que el ejército captura rehenes mientras dura la guerra contra las milicias del Sur.

Pero en Sudán la esclavitud no es consecuencia de la guerra. Es casi tradicional. Los padres combonianos, misioneros católicos que llegaron al país en el siglo pasado, escribieron en 1995 un documento donde testimonian que el comercio en el Norte con esclavos atrapados en el Sur data de antiguo: «En el estilo de vida de estos grupos árabes no ha cambiado nada en los últimos cien años. Su único avance ha consistido en proveerse de gran cantidad de armas modernas y modernizar el transporte. Se ha terminado la época de las largas hileras de esclavos encadenados caminando hacia el Norte. Ahora se ven camiones llenos de niños en la misma dirección».

Los esclavos son utilizados como trabajadores agrícolas, cocineros o sirvientes. Algunos fueron secuestrados siendo muy niños y no recuerdan a sus padres. Quienes intentan huir son marcados como reses de ganado o heridos en los pies para evitar que corran. Es moneda corriente la violación de mujeres y niños o la castración como castigo.

Comentaba la revista First Things en mayo de 1996 que «los hechos son bien conocidos por las Naciones Unidas y los países occidentales; las informaciones sobre la esclavitud aparecen en los medios de comunicación occidentales de vez en cuando. Pero no han conseguido levantar la indignación popular que inspiró a los movimientos contrarios a la esclavitud o el apartheid».

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