La escuela pública, y más en un país tan centralizado como Francia, se ha presentado como el modo de garantizar la igualdad entre los alumnos, frente a las escuelas privadas que reflejarían y reforzarían las diferencias sociales. Sin embargo, el mito de la unicidad de la enseñanza estatal sale malparado en un estudio que acaba de publicar el propio Ministerio de Educación, que pone de manifiesto la gran heterogeneidad entre los colegios públicos de primer ciclo de secundaria.
No es un secreto que el origen social de los alumnos influye en sus oportunidades de éxito escolar, también en la enseñanza pública. Por otra parte, como los padres y los profesores saben bien, no es lo mismo estudiar en un instituto prestigioso del centro de la ciudad que en otro problemático del extrarradio. Ya informes anteriores habían comprobado que, aunque en Francia las familias tienen que llevar a sus hijos al centro que les corresponde según su domicilio, al empezar la secundaria el 9,6% consiguen plaza en otro centro público, alegando diversos motivos o subterfugios. En el caso de los profesores, que conocen mejor la oferta educativa, el 18,7% no llevan a sus hijos a la escuela secundaria que les correspondería, proporción doble de la general (cfr. servicio 27/01).
El nuevo estudio, del que da cuenta Le Monde (25-X-2001), corrobora que no todos los centros públicos son iguales, ni mucho menos. Examinando 4.956 centros, los estadísticos del Ministerio de Educación establecen una tipología de centros valorando distintos factores: categoría profesional de los padres, proporción de alumnos de origen extranjero, alumnos repetidores, etc. De esos datos resultan seis categorías de centros, calificados de «favorecidos», «medios», «obreros», «con retraso», «difíciles» y «muy difíciles».
Un 10% son calificados como «favorecidos», frente a un 12,6% de colegios «difíciles» o «muy difíciles», y un 14,6% de colegios «con retraso», por su elevada proporción de alumnos repetidores.
Las demarcaciones territoriales de la Administración educativa (las llamadas académies) presentan en conjunto situaciones muy distintas, sin que influyan mucho en esto los recursos académicos disponibles. Por lo general, las demarcaciones que están mejor son aquellas donde la mayoría de los colegios son de tipo «medio» y son más escasos los «difíciles».